Mi Segunda Oportunidad: Sin Perdón
rías y pesadas en mi mano, un presagio de mi nueva vida. El aire del
mi prometido, Mateo. Sus ojos devoraban el sedán reluciente. "¡Sofía, qué coche! Tienes que dejárnoslo para ir a
ropelló y mató a una anciana. Con la ayuda de Mateo, dejaron MI carnet de conducir en la esc
La multitud, azuzada por sus mentiras y mi desesperada verdad silenciada, me
alma, volví a ver la misma petición, la misma sonrisa falsa, el mismo plan de
o, el aire se llenó de una tensión que solo yo comprendía. Ellos veían a una p