Renacer de salto de puente
an sin control. Mis manos estaban entumecidas, arañadas por piedras y ramas. Cada músculo de mi cuerpo gritaba de dolor. Pero seguí buscand
e Isabella estaban desayunando en la
collar, mis mano
desdén y luego, con una sonrisa c
gustaba tanto. Ade
sonrisa en sus labios. Mi sacrificio no había significad
mi palidez. Trabajé todo el día, organizando la agenda de Mateo, respondiendo correos, sirviendo café. Cada
abella apareció
ijo con una dulzura empalagosa. "Mateo quie
e sirvieron. Mateo dedicó toda su atención a Isabella, riendo con sus comentarios, ignorándome por completo. Recordé los ti
. Pero extrañamente, el dolor físico traía una especie de alivio emocional. Cada punzada era un recordatorio de
lor en mi cuerpo era constante,
steles específicos de una paste
ento bien," supliqué, mi
cómo te sientas
aminar bajo el sol. Mi cuerpo protestaba con cada movimiento. Compré los dichosos pa
eo. Isabella tomó la caja,
los de crema de avellan
ecía chocolate," ta
os correctos." Mateo, que había obser
ería los de frutas del bosque. Y luego otra vez, porque el glaseado no era el adecuado.
a caja voló por los aires, los pasteles esparciéndose por el asfalto. Caí pesadamente. Un dolor agudo me recorrió el cuerpo. Sent
do me ingresaron. Lo vi a través de una nebl
¡Dios mío
lrededor. "Hemorragia interna masiva..." "F
n nombre escapaba de mi
... Ma
o, sus lágrimas ca
iste. Voy a llamar a Mateo. Tie
, marcando con d