Renacer de salto de puente
frente a m
ucemia está m
en
o
e tratamiento, expe
rumpí con calma. "Quiero donar mi
s ojos llenos de una
, pero es una p
dije, una pequeña sonrisa amar
ndía. Nadi
la tensa calma de la consult
"Hay una cena de negocios esta noche.
ómo estaba. N
respondí, la sumisi
in desp
al mé
o que
sintió, r
ba en la cabecera de la mesa, encantador y carismático con los
a nuestros invitados,"
go, llenó mi
e. Necesitamos ce
no para mi cuerpo debilitado.
ra espeso y ásper
jenos a mi tormento. M
e. Pero mantuve la compostura, tragando el dolor junto con el vino. Él me observaba, una
os clientes, un hombre mayor
¿se encuentra bie
en, graci
Podría ayudarla a conseguir otro trabajo,
con la
ro tengo una deud
miró, perplej
queño departamento en San T
guntó, su voz era
la pared. Su alient
uí, Sofía? ¿Por qué
ntra los míos, un beso forza
la poca fuerza
e merezco
es que sufriendo así vas a
n con un dolor qu
Era Isabella Ros
se desvaneció, reemplazada po
lla, q
ome la espalda mient
s pies. Un dolor agudo me atravesó el
san
falda, tib
vio en el suelo, un charco
or, pero solo por un instante
desprovista de emoción. Salió del depar
, el dolor físico mezclándos
endo mientras intentaba enseñarme a podar las vides. Valeria, su hermana menor y mi mejor amiga, nos tomaba fotos, su risa cristalina flotando en
ofi! ¡Corre!" Su voz, urgente. Mi miedo paralizante. El sonido de un disparo. Su grito. Corrí, corrí sin mirar atrás, el eco de su sacrificio persiguiéndome. Cuando la policí
a solo era el último acto de esta tragedia. Morir era mi única liberación, la única forma de reunirme con Va