Mi Amante Secreto El CEO
a Ir
pero estaban en mi cocina teniendo sexo cuando tienen un aposento bien amplio para hacerlo. Sin embarg
como por pura obligación o tal vez necesidad. Sin embargo, eso provocó que apretara mis piernas y que cada vello
o se le escapaba una sonrisa mientras se aferraba a la enci
y otra vocecita me indicaba que no debía hacerlo porque esta es mi casa y son ellos los que tienen culpa. Los gemid
jaba; los abarcaba completos, pues no eran muy grandes, estaban hechos a su medida y eso
e le gusto a mi esp
está allí», me re
ba la intimidad de su esposa. Luego enfoqué mi atención en ese enorme trozo
de ella me
demas
olentes...
enía fuerzas para enfrentar nada n
is pasos, pero entonces... vi a
raba
lguien so
e que teme haber
mente que yo estaba ahí, escondida
r fue es
ada, lenta
relamió los labios, como si
as piernas
devastador me hubie
o era
umillante, la de ser descubiert
de lo que había visto, de lo q
a habitación, Mig
una ladrona, temblando
rás, buscando red
os, mientras tomaba mis manos y las fr
a Or
n para dejar a Cristina peleando sola, pero no
no le das uso ya. Orlando, te necesito -me t
me dediqué a bajar un poco el pantalón del pijama que tenía puesto. De manera rústica entré en ella, sin toma
unos minutos
percibí que estábam
ri
bservar cada movimiento de mi parte
n el lugar de Cristina, y mi placer aumentó mucho, haciéndome comprender que me había o
Lo hice... y me di cuenta de que había cometido un error
, tan asombrada como yo, porque
rían encontrarnos -usé esa
del sexo algo intenso y prohibido, porque en ese momento la adrenalina se ins
rad
el ceño fruncido y la paciencia desgastándose con cada minuto que
n temprano, y la idea misma le parecía un castigo
ún olía a perfume barato y sudor de madrugad
suelo frío, gruñendo, y f
a que se te ocurrió jugar al capataz, muévete.
los párpados como si tuvieran arena, y el cuerpo no le respondía con la agilidad que necesitaba. Se l
sa negra que se adhería a su torso con descarada elegancia y unos zapatos de vestir demasiado brillantes para ese entorno. Su at
sfile? -mu
elorio de lujo que pa' ens
y el rostro endurecido, miró su reloj de pulse
ó Orlando, fingiendo una t
ondió con una
tono burlón y la rabia acumulada-. Porque estas no son horas para empezar una jornada. Y
o se t
sculpo. Mi esposa se sintió mal anoche por lo que pasó con la señora. No quería que generáramos conflictos. -Sonrió por dentro, porque deseaba provocarle un problema a Irina con Migue
isculpo por el desplante de mi esposa; luego me explicó que no se sentía bien