Líneas Prohibidas
, la tarde comenzaba a ceder su lugar a la noche, tiñendo el
o tiempo para prepararse, pero sí necesitaba un breve espacio para respi
el impulso guiara sus pasos. Aunque su mente analítica solía exigirle cautela
bello en un moño bajo, dejando algunos mechones sueltos que enmarcaban su rostro. Un toque de perfume, apenas percept
igeramente. Abrió, encontrándose con Julián de pie, vestido con un pantaló
empre -dijo Marin
él, devolviéndole la sonrisa con esa calidez
un coche los esperaba. Julián abrió la puerta para ella, gesto q
untó mientras el vehíc
a. Me dijeron que es discreto, buena comida, excelente v
última parte era lo
llos restaurada, con una fachada sobria y cálida iluminación. En el interior, la decoración combinaba madera o
un pequeño jardín iluminado tenuemente. El camarero se a
le gustará -le dijo a Marina-. Espe
ección -respondió
. Como nuestra conversación -añadió, mirándola con esa me
primer brindis, le
ntros inespera
les -añadió ella, y las co
as, ni de los contactos habituales de estos eventos. Hablaban de música, de viajes, de libros, de anécdotas per
z se permite momentos como estos -comentó Marina en un ins
medido: las inversiones, los movimientos, incluso las emociones. Pero hay al
confrontaba con su propio hábito de querer tener el control de todo. Julián
así? -se atrev
trolarlo todo. Hasta que la vida me enseñó que, a v
de tristeza en sus ojos, que le reveló que detrás de aqu
insistió
imo. Mientras cenaban, el ambiente se mantuvo relajado, pero con
ián pidió un postre para co
ambién está improvi
mejores resultados -contestó él s
como una invitación. Marina, conteniendo la sonrisa, aceptó el gesto.
nte. Afuera, el aire fresco los envolvió. El coche los esperaba,
aban por la acera tranquila-. La ciudad duerme, pero
tros -dijo Marina en voz baja, sor
pero ninguno de los dos retiró la suya. Y al poco tiempo, las manos se entrelazaron de f
caminaron, sintiendo la calid
on al hotel, Julián se d
r mi improvisación
-respondió ella, sintie
rceptiblemente, como atraídos por una fuerza invisible. Pero antes de que los labio
mplemente acarició su
noches
noches
. Sabía que ese primer paso había marcado algo. Y lo