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Esclava sexual para dos profesores

Capítulo 3 La sumisión la llevan en la sangre

Palabras:1168    |    Actualizado en: 08/06/2025

saboreando el momento. Luego dio un sorbo y se lamió

antas veces como necesites. Tiene un don, ¿sabes?

ién es ella? ¿De

amín, meneando la cabez

tengo cu

importa? ¿

a eso? ¿Obsesión? ¿Deseo? ¿O algo

sé - exha

ninguna - Benjamín se echó ha

los dos vasos nuevos; el hielo tintineó suav

- preguntó Artem, haciendo g

lo ent

a lo que

oven que podría llamarme abuelo? - bufó, entrecerrando los ojos

científicos, humor seco. - Ahora delante de él estaba alguien diferente. Un hombre al que no le importan las convenciones, que sabe lo que

as que se habían perdido a sí mismas. El crujido de las tablas y las voces apagadas se entretejían en el trasfondo, creando la sensación de que aquel lug

la vida de Artem. Y esas tertulias con Benjamín..

ían llegado a acercarse tanto y convertirse en amigos. ¿

n a mí por sí mismas, y cuando tenía veinte...

í hubiera aparecido una marca, invisible pero palpable. ¿Qué ven en mí? ¿Quizá la figura paterna que les faltaba? ¿O,

la media sonrisa ap

uego, embelesadas, deciden comparti

iente. No sabía qué era lo que le inquietaba: si las palabras de Benjamín o la facilidad con

amor, no buscan romance. Necesitan otra cosa. Anhelan límites, control, una disolución total. Quieren que les digan qué hacer, quién ser, cóm

decir que

a. - Simplemente son como son. La sumisión la llevan en la

de los que les dic

o? Es hermosa, inteligente. Vive como quiere. Y yo... - hizo una pausa, recorriendo con la mirada a Benjamí

En s

solut

o pue

e lo

ba despacio, como si tuviera que extraer cada palabr

samente y pasó el dedo por el borde del vaso.

ro que, si quieres, ella vendrá a t

errones de barro en el calzado. Intentaba concentrarse en el trabajo, pero las palabras de Benjamín resonaban en

n la cafetería. - En sus movimientos ahora veía algo nuevo, inaprensible, como si la mirada d

es ella

en el aire cambió, se volvió más denso, como antes de la tormenta. La puerta se entreabrió

su voz era suave, envolvente, con ese curioso

ndió Artem, t

ada de descuidado en aquello. Unos vaqueros rasgados que dejaban al descubierto la piel tersa y ligeramente brumosa. Una camiseta roja ceñida al cu

o, caía sobre sus hombros, liger

s chicas medianamente atractivas y frunciendo el ceño por ese d

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1 Capítulo 1 La estudiante más perversa2 Capítulo 2 Un magnetismo tan enigmático3 Capítulo 3 La sumisión la llevan en la sangre4 Capítulo 4 Esto era parte del juego de la esclava5 Capítulo 5 En casa del profesor6 Capítulo 6 Ella no está lista todavía7 Capítulo 7 Ese fue el peor sexo de mi vida8 Capítulo 8 ¿Adivina qué estaba haciendo 9 Capítulo 9 ¿Por qué no 10 Capítulo 10 ¿Qué pasa con esos trabajadores de la construcción 11 Capítulo 11 Este hombre cachondo12 Capítulo 12 Ellos son mis Papis13 Capítulo 13 Tú eres mi dueño14 Capítulo 14 Vello púbico mojado15 Capítulo 15 Se la fueron turnando16 Capítulo 16 Te vamos a follar uno por uno17 Capítulo 17 Sus gemidos y los azotes18 Capítulo 18 Falange tras falange19 Capítulo 19 Nunca había visto nada igual20 Capítulo 20 ¿Has estado en sexo grupal antes 21 Capítulo 21 Entonces te tomaré por la fuerza22 Capítulo 22 Eres una verdadera ninfa23 Capítulo 23 Ven aquí y llévame24 Capítulo 24 Solo quiero25 Capítulo 25 Soy su esclavo26 Capítulo 26 Las reglas son solo una formalidad27 Capítulo 27 Cuando el miedo dio paso a la ira28 Capítulo 28 Una de sus máscaras29 Capítulo 29 ¡No me calles!30 Capítulo 30 Siempre la he amado31 Capítulo 31 Ella quería hacerme daño32 Capítulo 32 Seré tu esclavo33 Capítulo 33 Como una manta húmeda34 Capítulo 34 Es simplemente imposible35 Capítulo 35 Ella le quitó lentamente la bata36 Capítulo 36 Eso es decirlo suavemente37 Capítulo 37 Esto no es una broma38 Capítulo 38 Justo en el baño de la calle39 Capítulo 39 Te gusta ver esto, ¿verdad 40 Capítulo 40 Ella es solo su juguete41 Capítulo 41 No quiero este contacto físico42 Capítulo 42 Sexo de despedida43 Capítulo 43 Él quería tenerlo todo44 Capítulo 44 ¿Qué es este nuevo juego 45 Capítulo 45 Marismas pantanosas46 Capítulo 46 Fue una mueca de dolor47 Capítulo 47 Segura de sí misma hasta el punto de temblar48 Capítulo 48 Última palabra