¿Raptada o protegida? La obsesión del mafioso
e vista
ndo con fuerza. ¿Qué locura tenía en mente?
ome. Me puse los lentes oscuros para proteger mis ojos cla
la bodega
uedo hacerle una
, de todos modos, la haría,
ntalo, ya sabes que lo ib
l hospital? ¿No sería adecuado buscar a su
ra mí, Loren Branson había quedado atrás en el accidente; ah
, todavía nadie ha
as cejas, visible
nsando en dejarla con
i prometida y también a Alondra que estábamos en una relación. ¿
tros las siguientes dos semanas. Mi padre está en sus últimos
eguir una de
¿Una prometida de verdad? Jamás. Ni muerto me enamoraría,
hacer. Y cuando volvamos por Alondra mañana, hay dos reglas: la primera, actúa
na mirada fugaz y
no decir n
vale,
ncé a enviar decenas de mensajes a mis empleados para o
rea sencilla, mucho menos cu
a y seguí tecleando en el teléfono, cada instrucc
mpraran lencería femenina. ¿Qué
s hombres trabajando en la organización
n victoriosos, pero no fue gracias a
ápidamente, con paso firme y
or el cuello de la chaque
! ¿Dónde demon
os y apretando sus muñecas para apartarlas de los pl
suyas, Jordano me soltó. Sus ojos color
i hermano, y no te importó una
tuve un accidente de camino acá. Atropel
vuelta, mirándome
er esas estupideces fue
e brazos y dejé que
s que hay cosas que se escapan de las manos
ró, visibleme
irando? Me hablaste de un accidente y a
nr
tenté tomarlo del brazo, pero estaba tan fur
odo, se sent
bra que decía parecía más intrigante que la anterior, hacie
os ojos, negand
pletamente
pero me encan
estro, terminarás en la cárcel, pero no por mafioso. Eres un
eído en el destino, o tal vez solo me rebelaba ante las circunstancias. No
urva de su cuerpo volvían loco a cualquier hombre que la mirara.
dientes y mir
ayúdame a que todo esté listo pa
ilo, como si le estuviera pidiendo vender su al
me a preparar la mejor
asesores de moda, y a todo aquel que pudiera
mpleada de servicio par
sido destinada para ella parecía como si
algunos de sus gustos, lo que me permitió elegir la d
, nos veíamos impecables. Reemplacé el rostro de aquel hombre por m
a corbata, me quité el traje y, d
a de rondar mi mente, como si se hubiera clavado en a
ueño. Había tantas cosas dando vueltas en mi ca
seguía adelante
os inmensos de que Alondra, jam