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La Rosa de la Muerte

Capítulo 3 El lobo en su madriguera

Palabras:1173    |    Actualizado en: 27/04/2025

aneles de roble, los cuadros sombríos de antepasados de mirada adusta, las alf

vestido de terciopelo verde esmeralda, ceñido a la cintura, con un escote en forma de corazón que dejaba ver el princ

resonaba sobre los pisos de mármo

cho se desplomara sobre ellas en cualquier momento. No sería raro, pensó Eveline con

salón alfombrado hasta unas puertas dobl

derlai -anunció

entró si

taba

de lujos, parecía no pertenecer realmente a ellos. Las manos, cruzadas detrás de la espalda, mostraban nervios controlados. El ca

... Dios,

les. Observándola con una intensid

e indiferencia mundana que hab

una reverencia impecable que,

linó la ca

erfectamente controlada, como un v

ue el viaje no haya si

sala antes de regresar a él-. Oh, en absoluto. Adoro pasar horas enc

una chispa, cruzó

Intrigado? Di

acercándose a un aparador donde

rviendo dos copas si

deada. Rozó sus dedos enguantados con los

ó un sorbo, manteniendo la mirada fi

os era una cuerda ten

e él quien rom

e frío, La

cortesía afilada que un florete, h

geramente, como si exh

recibimiento tan

El gesto, mínimo, era de

ncia particularmente alto -dijo

aboreando la palabra-. Qué

dicho qu

aricie -replicó Elliot

incomodarla, encendía en Evelin

ritmo. Mucho menos, alguien que no se deshiciera en halagos ba

mo se mira a un enigma. Con interés,

reguntó, apoyándose casualmente en el respa

apenas

olverlos a co

-inquirió Eveline, dejando

isura de los labios de Elliot. ¿Un

de si usted desea ser

usical, y se apartó del sillón

ecer perfilaba su fig

que resolver. Quizás soy exa

a observó. Con la quietud de un

su voz fue un susurro c

udo m

ojos verdes brillando con una

en la opinión públ

la atmósfera en la habitación cambió

ad rara vez sobrevive al

copa en un bri

or su esc

uavemente

la sangre tembló

ó en la distancia. El sonido rodó

ento, sosteniendo las copas, las mir

dejó su copa sobre

n advertido sobre mí? -preguntó, c

liot- que los míos han h

ó abier

rd Monderlai? ¿Que soy u

tunas? ¿Una

io. No con lujuria, sino con algo

-dijo- que ust

a él, cada paso una

a apenas m

rd Monderlai?

liot destellar

i me su

iente para que su perfume -una mezcla embriagad

usurró- deberíamos

n un silencio cargado. Tan denso que parecía

n movimiento sutil, apenas perceptible

si el fuego pudiera distraerlo de

ación -dijo, con voz

nfante, mientras rec

usto,

o, ella pasó junto a él con una gracia insolen

se m

do entre ellos como la cuerda

a había

o, sabían que ya no

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