Una noche con el Ceo millonario
IS
ga más
emoción. Cuanto más subÃa mis cosas a mi todoterreno de segunda mano, más mareada me sentÃa. Mientras v
Hamming toda mi vida. Veinticinco años fueron suficientes para dedicarme
pared cerca de mi puerta. Se estudió las cutÃculas, perezosa y presuntuosa, mientras se arrogaba el privilegi
y a mudar allÃ
sonrisa remilgada y crÃtica que habÃa perfeccionado toda su vida, me vio luchar por equilibrar la carga. Porque, clar
, sobre todo, Emily . Todos supusieron que fracasarÃa y volverÃa a casa a escondidas más pronto que tarde. ̶ Me mudo
a que de recién casada de veintisiete años. ̶ No te quedarás. Como s
evando las dos cajas de plástico hac
e y menospreciarme. A los ocho años, aprendà la importante lección de ignorar sus crÃticas. Cuanto menos atenci
isión hace años... Suspiré al escuchar sus pasos
mbrado a vivir en
fica que no pu
ó otro bufido burlón. ̶ N
go que aprenderé
e brazos. ̶ Estás demasiado protegido como pa
ue mi teléfon
empre se quedaba con lo mejor. Cuando nos mudamos en el instituto, obligados a mudarnos a una casa más pequeña cuando papá perdió el trabajo, yo era la que estaba atrapada en la habitación más pequeña y esperaban que renunciara a la mi
onótona como esta en la gran oficina? Son
ir a la oficina , respondà secamente,
de la moda para saber cóm
lado y puse las manos en la
donde le dolÃa. ̶ ¿Sabes vestirte para cualquier trabajo?, chasqueé los dedos, fingiendo sorpres
a. Estaba ocup
rá Don de ser tu sugar daddy. -Puse los ojos en blan
arte. Nunca lograrás nada
ar que de repente eres alguien especial solo porqu
la mirada. ̶ Do
ste en tu despedida de soltera sobre que no estaba l
mpujó. ̶
n pe
nuevo. ̶ ¡Te dij
bjetivo en la vida era casarse con alguien del pueblo y no hacer nada
muró mientras volvÃa a la ca
e se acostó con él en el instituto
ando empujarme el hombro
e y suspiré satisfecha al ver el vacÃo de la diminuta habitación en la que llevaba tanto tiempo encerrad
ran aquà para despedirme, pero no era nada nuevo. Estaban demasiado ocupados jugando al golf, y supuse que sus aficiones siempre serÃan má