Sofia - Vendida al millonario
uerza, como si pudiera borrar lo que acaba de pasar. Pero no importa cuá
dedos están entumecidos. No puedo seguir aquí. Respiro hondo y cierro la llav
ces l
resión es inescrutable, pero hay algo en su mirada que me hiela la sangre.
i mejilla. Una marca roja, fresca. Como si al
baja, pero cargada de ese tono frío
é si se refiere a lo que pasó
? -pregunto, con
erca lentamente. Cada paso suyo resue
ce con una media sonrisa que no llega a sus ojos-.
menaza directamente. No lo necesita. Su simple presenci
Instintivamente, me encojo, pero en lugar de golpearme, toma
pasa cuando desobedeces, Sofía -murmura-.
quier palabra equivocada
-susurro-. Hice
o en sus ojos no ha
i cabello-. Porque no me gust
ente, deteniéndose en la to
go -ordena-. Tenemos
hacia la puerta. Antes de salir, se deti
hagas e
s de él, y el aire en mis
pción. Nun
e me haga sentir menos vulnerable, aunque sé que
n instante. Mi reflejo me
y salgo de l
o tengo otra opción más q
hundía más en un abismo del que no podía escapar. El ruido de la música y las voce
mí y se apoyó contra su escritorio. Me observó por un mome
ijo al fin-. Podr
dije nada. Sabía que responde
ecial -continuó, con un tono que no ad
ra, no era alguien que solo venía a mirar. "Especial" era la palabra que Eduardo
en condici
terrumpió, su voz afilada-. Vas a hace
ía que no serviría de nada resistirme. Eduardo nunca pedía. Or
-pregunté
sfecho de que y
er a preocuparte por... incidentes como el de hoy. Si lo
te tenía poder. Más que el hombre de antes. Más que la mayoría de lo
tono más suave, pero igual de pe
pero asentí lentamente. No te
on satisfacción
mos esperar a n
lda como si me escoltara a algún evento de gala, cuando en re
clientes, risas y copas alzadas. Nadie prestaba atención a una chica más caminando
más lujosa que la mayoría. Eduardo abrió la
mi oído antes de cerra
te y caro. Frente a mí, sentado en un sillón
zapatos brillaban como si jamás hubieran tocado el suelo de la ciudad, y
tudiada, como si estuviera analizando cada
dijo finalmente, con una
responder.
e inclinó hacia adelante, apoy
cho de ti. Dice q
tenía idea de qué esperaba este hombre de mí, pero ya había apre
denó, sin lev
s lentos hasta qued
uién soy?
con la
que debes saber es que, a parti
ededor. Algo en su tono dejaba cl
-mi voz salió más temblorosa
más, sus ojos cl
ndrás que preocuparte por nadie más. Ni por Edu
ra una amenaza o una promesa. Pero en este mundo, cu
gura de estar dis