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Casada Con El CEO Cruel (La venganza)

Capítulo 4 Rechazado.

Palabras:1288    |    Actualizado en: 13/02/2025

saliendo del baño cuando vio a la mujer abrir las sábanas. Al no encontr

n? Respóndeme,

eñora... -respond

que toda mujer deja en su vir

cimos nada; é

y la lanzó sobre la cama

sque; tú tienes que buscarlo. Debes embara

o buscarle a su

egarte a él. Me marcharé hoy; dentro de dos meses vuelvo y, si

. Alexa sintió pánico y terror al mirar los ojos de

podría ofrecerse a él. Todo el día pasó encerrada en su habitación. Se comunicó con su mamá y, en esos mi

no vas a tener comodidades aq

hombre, mucho mejor para ella. Bajó las gradas con rapidez.

sa joven durmiendo con Antón. Un segundo después bajó Antón, se acercó a ella y le dio un beso en la boca. Ante esos besos,

ruñó Antón-. Ve y t

pelarlos. No tenía ni cinco minutos que había llegado a

ué hora e

lideció ante la rojiza sangre que manaba de su mano. Antón, al no obtener respuesta, se paró

é no con

o -respondió Alexa c

la la fruta y lléva

control; el melón que estaba pelando se ensució de sangre. Antón

molestia mientras le quita

rada se enredó en los ojos verdes de Alex

replicó a la vez

orte varonil, adjuntado a su cuerpo bien formado de

as fr

n inútil que ni

la oreja de Antón y susur

subimos a l

os a tu de

lo de su amado. Aunque él correspondía a los besos, sus pensamientos estaban con Alexa. Se sintió molesto consigo mismo. Expulsó es

dre de Antón le había dicho. Mientras más pasaban las horas, más angustiada se sentía. Con la angustia en mente, se quedó

dos últimas semanas, tampoco. Durante todas esas semanas, se comunicó con su madre para saber de su padr

, siguió hasta el despacho, donde hizo varias llamadas; luego se sentó exhausto. Las llamadas con insis

; contempló el rostro perfecto de Alexa. Su pierna estaba al descubierto, ya que poseía un pijama pequeño

ntró a su esposo desnudo saliendo de la ducha. Con las dos manos, tapó sus ojos verdes mien

aquí, es

nadie -ella mantenía la mira

las caricias del hombre sobre su cuello. Pronto sintió las manos de Antón rozar sus nalgas. Fue entonces cuando decidió empujarlo y salir corriendo. A

tró por ningún lado. Salió de la mansión hacia la oficina, pens

hermoso rostro. Al no obtener respuesta de Antón, Ana se encaminó hasta la oficina. Caminó con coquetería hasta su amado, se se

n él la rechazó. Con sus dos man

ué está

poco lo haremos en m

tón y su rostro de enojo le hizo sentirse herida. Nunca se había portado tan frío con ella; sie

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