Luna Tierna
lo pusiera. Salté de mi cama, corrí a mi armario y allí estaba colgado el vestido más hermoso que jamás había visto. Era la cosa más bonita que jamás había tenido. La mayoría de mi ropa no era mej
lo, preguntándome por qué de repente mi madre me había comprado ese vestido y por qué estaba tan feliz. Yo nunca la hacía feliz. Ella nunca me había comp
erilla lo suficiente para mantener el agua caliente completamente cerrada. Aunque no podía evitar tener la esperanza de que de alguna manera mis padres se hubieran dado cuenta de que yo también era su hija y que no era tan fea o estúpida. Tal vez 10 era un número mágico para las niñas de nuestra familia. Tal vez no se las puede amar hasta que cumplen 10 años. He escuchado historias extr
te duchaste y te lavaste el cabello", dijo. "Hoy es un día importante y tenemos que hacer que te veas lo más bonita posible", dijo, sonriendo. Estaba sonriendo. Sé que solo tienes 10 años, pero diosa, eres diminuta. No puedo creer que haya dado a luz a una enana, especialmente con la sangre alfa corriendo por mis venas. Luego, mi madre cepilló y trenzó mi cabello, enrollándolo alrededor de mi cabeza. Ella lo aseguró con algunos alfileres y agregó pequeñas rosas rosas y rojas en cada centro de cada eslabón de la trenza. Los ojos de mamá se pusieron vidriosos,
ulos. Tenía el pelo largo y castaño que le llegaba hasta los hombros. Su perilla y bigote eran del mismo color que su pelo. Me miraba con los ojos dorados
. Miré a mi padre, que estaba de pie junto al hombre sonr
melia, te presento al Alfa John Rodríguez de la manada