La diosa de la guerra reencarnada
o las evidencias de las cámaras de
obtendría la evide
sintió que su corazón se serenaba. Giró la cabeza y se
edicina pro
a por aquel repentino escrutinio. "¿N
perceptible, él se pres
ligeramente. No espera
a presentado, lo cortés
la hizo lo mismo
conocerte" dijo, dedicándole una sonrisa
, con dedos delgados y masculinos. Colocó su delicada mano sobre
ientos y se miró la palma de la mano, donde la
ve, no podía desprenderse de la inespera
y sin embargo le había producido una inex
eó por un instante. Sus ojos
del automóvil. El sol acababa de ponerse, la noche estaba emp
al hotel cuando, de repente, sint
Joseph detrás de ella, sos
sión imperturbable y dijo: "Voy en la
ada. Se metió bajo el paraguas con él y
pasos, pero Lucille sin
hotel, que estaba climatizado, com
a poner excusas de inmediato. "Lo siento, señorita Lucille, las cámaras se averiaron repentinamente est
oportuna, y qué
gió sentirse decepcion
en su rostro y sintió un cierto desdén. Era ta
vigilancia y echar un vi
asintió al instante. "
a sido borrado. Aunque revisara a fondo la
ia de seguridad le indicó el camino,
te la computadora sus dedos volaron sobre el teclado a una veloc
mano. Se lo guardó y se volvió hacia el guardia. "Parec
darse cuenta de que Lucille había s
ecio, Lucille dio media
ina, chocó contra una pared humana, l
apó la nariz, y frunc
a golpeó una vez más. De alguna manera, aquel o
o rostro de Joseph, arqueando una ceja hacia ell
encantadora. "¿Podrías creer que es solo una
odó los o
ría él tropezarse accidentalmente
ue él lo ha
lo era guapo, sino que también poseía un carisma irresistible, capaz de cautivar el corazón de cualquier mujer. S
asiados playboys c
s, y era difícil adivinar sus verdaderas inte
pecto afable y amistoso ante ella, sus ojos
odía ver una frialdad en sus ojos
adamente peligroso, y que debería mante
escubierto, ¿por qué no te dejas llevar por l
mantuvo e
istante e inaccesible, como un dios. Pero a
ni un centavo en ese momento, por lo q
ules, gracias
igado. "¡Qué coincidencia! Es
hombros con indiferenc
el vestíbulo, donde Cul
ierto cuando los v
ios estaba
dejando esperando aquí p
que esta chica hipócr
. Joseph era tan
s a la señorita Jules a la Villa
sión Collins estaban en extremos diametralmente
gema de su jefe para impresionar a esta mujer.
l Maybach se detuvo f
n, situada en una zon
a las gracias a Joseph, aprovechó para echarle
udicial a largo plazo. Te sugiero que las sustituyas por una fórmula más suave, que