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Atrapando al jefe de mi ex

Atrapando al jefe de mi ex

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Capítulo 1 Tres meses antes

Palabras:1200    |    Actualizado en: 12/02/2025

eses a

ann

, cásate conmigo y tengamos una docena de niños tan hermosos como tú». Eso fue lo que me dijo

edo y dolor, cada vez que una gota de sangre se deslizaba por el interior de mi muslo y caía lentam

debía presentarse la regla, incluso suspiraba, aliviada y en ocasiones llamaba

recordatorio de que estaba vacía, que el vientre seco que portaba me había vuelto a fallar otro mes. Podía sentir los mi

zada. Dejaba que el agua caliente limpiase mi dolor, tomaba uno a uno los pedazos en un pobre intento de reconstruirme y esperaba

ntinuar con su maravillosa vida. Mientras, yo las observaba detrás de un cristal. Todas ellas vivían en una realidad más brillante a la que yo no pertenecía. Por desg

dí, abrió la puerta del bañ

nada. Solo so

la mirada perdida, dejando que las lágrim

mbros y me besó la coronilla, antes de reparar en el

s lágrimas conti

to y dio un paso hacia atrás, como si hubiese recibido una descarga. Me odiaba. Podía verlo, me odiaba por llevar tres años d

diaba, porque ella ni siquiera podía mantener una relación de más de una semana, probablemente ser madre ni siquiera estaba

sadamente y me obligó a darme la vuelta para que lo viese a los ojos -. Podríamos cancelarlo, si eso quieres. No sé, pedir una pizza y pasarlo acurrucados en el sofá como cuando alquilábamos el pequeño

olvió algo condicionado por mi sistema reproductor. A veces deseaba olvidar

del baño, solo tenía decepción. Aunque, francamente, evitáramos el tema, Marcos parecía cansado de con

bios y apartó un par de me

a por una noche. No puedo cancelar ahora -. Llevaba los tres primeros botones de la camisa des

ra de la oficina, puede ayudarnos -. Lo dijo como si aquellos nombres significasen algo para mí, desde que recibió un ascenso, no frecuentaba a las mismas

a él -. Voy a estar bien, quería enviar algunos currículos y luego me d

le del departamento de marketing, se había declarado en ban

inta, no tenía un bebé, ni trabajo, ni sueños

s -. Quiero que descanses, te lo mereces, cariño -. Acaricio mi mejilla con el pulgar -. Prometo que volveré en cuanto

uerta -. ¿Realmente lo quieres como yo? -Lo vi ponerse ligeramente tenso,

rometo que en cuanto haya pagado los préstamos que solicitamos para la casa, comenzaremos a pensar en pagar un tratamiento por fecundación in vitro, ¿sí? -

Murmuré en el sil

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