Atrapando al jefe de mi ex
eses a
ann
, cásate conmigo y tengamos una docena de niños tan hermosos como tú». Eso fue lo que me dijo
edo y dolor, cada vez que una gota de sangre se deslizaba por el interior de mi muslo y caía lentam
debía presentarse la regla, incluso suspiraba, aliviada y en ocasiones llamaba
recordatorio de que estaba vacía, que el vientre seco que portaba me había vuelto a fallar otro mes. Podía sentir los mi
zada. Dejaba que el agua caliente limpiase mi dolor, tomaba uno a uno los pedazos en un pobre intento de reconstruirme y esperaba
ntinuar con su maravillosa vida. Mientras, yo las observaba detrás de un cristal. Todas ellas vivían en una realidad más brillante a la que yo no pertenecía. Por desg
dí, abrió la puerta del bañ
nada. Solo so
la mirada perdida, dejando que las lágrim
mbros y me besó la coronilla, antes de reparar en el
s lágrimas conti
to y dio un paso hacia atrás, como si hubiese recibido una descarga. Me odiaba. Podía verlo, me odiaba por llevar tres años d
diaba, porque ella ni siquiera podía mantener una relación de más de una semana, probablemente ser madre ni siquiera estaba
sadamente y me obligó a darme la vuelta para que lo viese a los ojos -. Podríamos cancelarlo, si eso quieres. No sé, pedir una pizza y pasarlo acurrucados en el sofá como cuando alquilábamos el pequeño
olvió algo condicionado por mi sistema reproductor. A veces deseaba olvidar
del baño, solo tenía decepción. Aunque, francamente, evitáramos el tema, Marcos parecía cansado de con
bios y apartó un par de me
a por una noche. No puedo cancelar ahora -. Llevaba los tres primeros botones de la camisa des
ra de la oficina, puede ayudarnos -. Lo dijo como si aquellos nombres significasen algo para mí, desde que recibió un ascenso, no frecuentaba a las mismas
a él -. Voy a estar bien, quería enviar algunos currículos y luego me d
le del departamento de marketing, se había declarado en ban
inta, no tenía un bebé, ni trabajo, ni sueños
s -. Quiero que descanses, te lo mereces, cariño -. Acaricio mi mejilla con el pulgar -. Prometo que volveré en cuanto
uerta -. ¿Realmente lo quieres como yo? -Lo vi ponerse ligeramente tenso,
rometo que en cuanto haya pagado los préstamos que solicitamos para la casa, comenzaremos a pensar en pagar un tratamiento por fecundación in vitro, ¿sí? -
Murmuré en el sil