SE BUSCA NOVIA FALSA. REQUISITO: SER MI MEJOR AMIGA
nían desde el puerto del pueblo, dispuestos a recibir un autógrafo de su jugador favorito. Lo primero que hice fue
y llena de ansiedad, no estaba a
y atender las peticiones de fotografías y autógrafos de cada uno de sus seguidores, pero no entendíamos cómo h
caras desconocidas tomaban fotos de mi rostro
o lejos, uno que mantenía su puerta abierta para ingresar. Pensé mucho en si era correcto dejarlo solo con todos esos fans, después de todo, se suponí
pués de unos segundos, advertí que el conductor había arrancado a toda vel
é al ver cómo se iba quedando atr
ho conductor, causándome un sobresalto en el asiento de cuero negro. Me tomé un instante para verificar quién
educación, pero,
presentó muy galantemente, logrando que me relaj
eza en el respaldar del asiento y traté de contar h
para corroborar toda la información ―indicó unos segundos d
l bullicio ―me apresuré en mis palabras, pues este señor a sim
siendo participe de los cotilleos de la prensa y menos en revistas de famosos donde solo había espacio para el escándalo. Estaba habituada a mi privacidad, no a ir
pleton ―confirmó el conducto
―Sonreí afable y también un poco distra
bajo, seguramente en búsqueda de mi amigo. Una vez desapareció de mi vista me encaminé hacia
aba un hecho muy importante: estaba incómoda. Y con toda la razón, pues si de algo estaba muy segura, es de que nunca me había
de vida. Estaba emocionada por sus logros, no por los millones que se ganaba. Yo lo amaba a él, no a su cuenta bancaria. Sabía que lo primero
sma que esto no me debía afectar en ningún sentido, los demás podían hablar a gusto, pero yo no tenía por qué hacer caso a los chismes. Aq
faltaba dentro d
, lo poco que había recolectado en mi estadía en el pueblo no era mucho y en cierta forma me gustaba que fuese así, pues definitivamente no er
por completo, no era nada convencional, así que lo
ipación importante, mi primer beso con un compañero del instituto, mis padres castigándome por eso, y lo más importante, que ahí en esa ventana que da hacia la casa de
ho niño le obsequió una sonrisa con pocos dientes, como si la conociera de toda la vida, lo que la hizo arrugar la frente. Ambos niños se miraron
T
desconocido había firmado el pie del papel arrugado y solo para no
Que sean
tan dulce naci
e había sido conocer a un amigo en un asunto tan desinteresado como lo era una n
ay algo más. Mañana, cuando los dos digamos «sí, acepto», sabremos qué hacer con eso que