SE BUSCA NOVIA FALSA. REQUISITO: SER MI MEJOR AMIGA
sentía, sin embargo, Killiam se me adelantó y en el momento menos pensado me salió con el cu
roto, se largaría cuanto antes hacia su futuro. También recuerdo claramente haberlo felicitado con una sonrisa de oreja a oreja y le dije
todo, una parte de mí que no estaba conforme con haber sido enviada a la zona de amigos, qu
lví a saber de él al año siguiente, cuando su mamá falleció. En esas fechas estuve en el pueblo donde crecí por las fiestas decembrinas. La fam
camino al funeral
lizos de infancia, Killiam y Lucia, pero hasta ahí; no me topé en ningún m
ngel y la razón por la cual no f
re lo que me amargó la noche. Él aún la amaba, incluso después de
ue ver con ella. ¿Acaso eso no debería servir
ero ya hab
ía llegado demasiado
endo el cansancio de mi mente
había cogido la gripe solo para no asistir, pero luego recordé que yo era la coordinadora y que ante todo debía dar el ejemplo. Además, Killiam pasaría por m
staba frente al estacionamiento principal de la institución. Algunos de los estudiantes me saludaron con una sonrisa amable, a pesar de que yo tenía e
s experiencias que me había llevado a los dieciocho años, la idea de volver nunca me resultó del todo cómoda, hasta que de pronto este trabajo apareció. Disfruto enseñando y d
laro está, todo eso antes de volver a encontra
eo enfrascada por completo en mi trabajo; sabí
rde. Antes de retirarme realicé un breve recorrido por los pasillos de la institución para verificar que todo estaba e
n efecto, cuando deslicé mis dedos por la pantalla, apareció su texto don
pezaron a sudar
tono jocoso, quien se había asomado un poco por la puerta de mi oficina. Ell
is ganas de verlo otra vez, así que, con parsimonia recogí mis pertenencias,
nvitaste a pasar? ―cuestioné siguién
fijan en cualquier mujer! ―exclamó con su tenu
ti hasta se interesa ―bromeé un poco más y am
la secundaria, ese tipo de chistes privados sobre el físico de mi amigo ya se ha
ta much
rano el lunes,
zo, antes de que se le ocurriera decir otra ba
mpañera, logrando que el chico a pocos pasos de mí se riera también. Estaba acostumbrad
tacionado su coche y lo saludé c
bella, nen
es esa clase de piropos conmig
uniforme, una falda gris ajustada hasta la cintura con una blusa az
oordinadora ―dijo mientras guardaba
gador estrella? ―pregunté una vez que estuvimo
efecto, tenlo por seguro―respondió burlón, sabiendo
esos simples detalles me hacía sentir como en una cita de verdad, si es que se le podía llamar así, dado que el
arque. Una carpa inmensa se alzaba sobre nuestras cabezas, adornada con guirnaldas en las que se avistaban luces brillantes de co
taba dejando elegir sin soltar mi mano, la había cogi
s como ocho veces ―recordé, viendo su puchero por querer ir de nuevo a la misma estac
n el estómago, pero si yo quería subsistir a esta primera cita, debía encender