EL MILLONARIO Y LA NOVIA EQUIVOCADA
pequeño bolso de segunda mano que había combinado con su vestido sencillo, uno que apenas lograba disimular su origen humilde entre la opulencia q
, también estaba envuelto en una maraña de nervios. Sabía que su presencia no sería bien recibida.
iosa griega rodeada de hombres que la admiraban, sus miradas brillando con un interés evidente. Cuando sus ojos se encontraron, Karen le d
a escondía
uriosas, otras críticas. No importaba. Era solo una noche. S
tonces
Alves.
ndureció en cuanto sus ojo
undos. Avanzó con pasos rápidos, su vestido elegante ondea
sujetándola del brazo con una fuerza sorpr
erse firme, aunque el ag
ita me invitó -respon
rincón menos iluminado, le
char su reputación como hiciste con la mía al nacer? -El ven
ncogió, pero no iba a dejar
aquí... formar parte de algo, acompañar a
ltó una r
de esta familia. Eres un error. Un rec
como cuchillos cla
onder, Karen apareció, su sonrisa t
aquí? -preguntó, fi
ugar -gruñó Gloria, soltando
ia a su madre, luego abrazó a Esmera
Quiero que Esmeralda se quede,
ó y desapareció entre la multitud, dejando tras
a Esmeralda, su voz b
so. Vamos, divi
gesto... últimamente se llevaba muy
tentador. Esmeralda dudó un segundo, pero la sonrisa de s
fue dulce. El
o empezó a vol
onaban distantes. Su cuerpo se sent
. -murmuró, intentan
ostuvo con
ré a un lugar tranquilo, no estás acostumbrada a
la vida de su hermana, la odiaba, ella
sistirse mientras su hermana y un hombre desconocido la llevaban por un pasillo largso. Silencio. Oscuridad. Solo el eco de
la ciudad filtrándose a través de las cortinas. La cama par
sobre ella, sus
sa, her
ta cerrándose fue lo
n favor a su querida amiga, por la mañana, su hermana dej
.
habitación olía a tabaco y algo más... un aroma masculino,
nces l
nudo, marcado por un tatuaje oscuro que recorría su espalda. La luz de la lun
rgía que emanaba era inconfundi
llando como carbones enc
ve, profunda, como un susurro
e atascaron en su garganta. Su mente estaba nubl
ero la atracción era i
rría su figura, primero con desconfianza... luego con un inte
do tipo de mujeres a su habitación, pero la joven frente a él er
res fáciles -murmuró,
esos ojos asustados y llenos
ón -respondió anonadada p
por el efecto de la
gó sin aviso, un choque de mundos opuestos. Su calor, su arom
uedaba
que lo cam