EL MILLONARIO Y LA NOVIA EQUIVOCADA
as cortinas gruesas de la habitación, marcando el i
, como si mil agujas le perforaran la cabeza. El techo desconocido, con sus molduras elegantes y su lámpara de crista
spejar la niebla en su
dormía a
do de las sábanas, y el tatuaje oscuro que había visto en la noche anterior se extendía desde su hombro hasta la parte baja de su esp
e provocó un escalofrío. Fue la
é h
se apode
s que no entendía del todo. Las imágenes de la noche anterior regresaron en flashes confusos: luces, música, el sabor m
anos tembloros
No
lo, una mancha de vergüenza en la alfombra de lujo. Se vistió con torpeza, sin preocup
última vez antes
jeno al caos que se de
su imagen quedaría grabad
añana. Bajó las escaleras porque esperar el ascensor parecía una eternidad, y cuando fin
o por el frío, sino por
ba en la cocina, el ceño fruncido y una
n, sentada con la misma
en hablar, su voz af
con calma venenosa, pero su
ro las palabras no salieron. ¿Cómo podía e
antes de que pud
ingiendo preocupación-. La vi
golpe, la silla rechi
umbó por toda la casa-. ¿Es es
ue el suelo desapa
tó explicar, pero s
a ella-. ¿Después de todo lo que hemos hech
earon más fuerte que
hermana quien fingía inocenc
sus ojos en
me pagas, eres una maldita ingrata, soy tu hermana -r
gonzada, lárgate de mi vista, no tolero verte Es
endo las escaleras y se encerró en su h
por primera vez en mucho tiempo, lloró con desesper
.
despertó con el suave resplandor
contra la luz, y por un mo
y floral en el aire
la cama, mirando
cí
ió el
ñal. La sábana aún arrugada, la huella de su presencia en la
e habí
abra. Sin d
as mujeres se quedaban y esperaban algo más de
rápidamente, su mente repitiendo la m
Había algo diferente. Algo que
odiab
su estado de ánimo. Bajó al lobby del hotel, pregu
a
desapa
era un hombre que a
contr
omará, esa pequeña escurridiza