El CEO que no podia Amar
lusivas de la ciudad, un lugar al que solo las élites podían acceder. Estaba allí para hacerse unos exámenes rutinarios, pero su mente ya estaba
figura familiar: Aitana. El cabello castaño de Aitana caía en suaves ondas sobre sus hombros, y aunque llevaba ropa senci
ugar. La vio detenerse frente a la puerta de un consultorio ginecológico y, sin pensarlo demasiado
a? -murmuró
nte, Aitana salió del consultorio. Su expresión era difícil de leer, pero había un cierto brillo en sus ojos, una mezcla de miedo y
a viera, y luego se deslizó hacia el consultorio donde Aitana había estado. Con la seguridad de alguien acostumbrado a move
ara sí misma al encontra
orme era clara y detallada. Un embarazo de aproximadamente dos meses. Valeria se quedó inmóvil por un momento, procesando la inform
idad de llevarse nada, una imagen sería suficiente. Con eso, salió del consultorio tan di
nfron
la escena que se desarrollaría. Imaginaba la furia en el rostro de Nicolás, su indignación, su dolor. La idea de que Aitana, esa mujer que él despreciaba,
mo la recibió con una le
está en su estudi
con prisa, su corazón latiendo con fuerza mien
xpresión sombría. Su empresa seguía enfrentando problemas serios, y su mente no estaba en paz. Ap
a , ¿qu
y compasión fingida mientras se acerca
e necesitas saber, Nico
a tensar sus músculos y acelerar
preguntó co
lás se inclinó hacia adelante, sus ojos recorriendo la imagen rápidamente. Al principio, no e
más profundo de su ser explotó en ese momento. Se puso de pie de golpe, emp
a! -rugió, su vo
mirada llena de un
e viejo Alarcón... lo viste con ella en la fiesta. Sabíamos
n estaba llevando a su hijo. Y la forma en que él la había llamado "Cariño" en la fiesta... claro que estaban juntos. Claro que ella había caído tan bajo.
ía sido t
tensa mientras miraba a Valeria con una mezcla de desesp
u brazo en un gesto que pretendía ser tranqui
contigo, te ha usado. Pero ahora tienes la oportunidad de exponerla, de hace
interior la furia continuaba creciend
e piadoso al dejarla ir, al no destruirla cuando tuvo la oportunidad, y ahora ella estab
ía permitir que Aitana continuara con esta farsa. Iba a destruir todo lo que había con
hacía más fuerte. Satisfecha con el impacto que había causado, dejó que el silencio se i
a tu lado. Juntos, podemos asegurar
echo se transformaba lentamente en una ira controlada, una que lo impulsaría a actuar. El juego hab
staba aún por revelarse, y que su rabia solo lo llevaría a e