El CEO y la Espia Infiltrada
se sentía diferente. La tensión en el aire parecía haber aumentado, como si cada paso que daba lo acercara más a una verdad incómoda y oscura
otra vez en su cabeza, y aunque intentaba no darles demasiada i
eguían de cerca, y no veía forma de liberarse de ellas. La investigación sobre el sabotaje dentro de Aureum Corp se estaba volviendo cada vez más complicada. Carlos Muñoz seguía siendo una pieza clave en
en sus pensamientos, el sonido de su
Mónica-, la señorita Torres está en la sala
a algo en ella que lo atraía. Quizás era su firmeza o esa mirada que tenía, tan intensa, tan decidida. Pero no po
un tono que trataba
do negro sencillo pero elegante, y su cabello castaño caía suavemente sobre sus hombros. Sus ojos se encontraro
haberlo interrumpido -dij
una mano en un g
ia. ¿En qué puedo
ipo de conversaciones. Alejandro no pudo evitar notar que había algo di
con los proyectos más recientes de la empresa, y he encontrado algunas irregularidades. Creo que alguien dentro de la organización está manipulando los n
ando cada palabra que salía de su boca. Algo en su tono d
antando una ceja. Su tono era más frío, pero contr
te la pregunta, y su
do ignorar las señales. Y después de lo que pasó con las cuentas ayer, c
ncidía con lo que él había descubierto en su propia investigación, pero no est
do que hay un sabotaje dentro de la empresa, necesitamos prue
aunque su expresión era calmada, había
n nadie más, aún. Aún no confío lo suficiente en las personas d
asar la oportunidad de descubrir la verdad, aunque esa verdad lo pusiera en una posición peligrosa. Después de todo, si
Lucía? -preguntó, su tono más s
sponder, como si estuviera consi
esto, debo hacerlo con alguien que esté dispuesto a ir tan lejos como yo. Y,
que Lucía no estaba jugando, pero a la vez, no podía dejar de pensar en las dudas q
nte, su mirada fija en la de ella-. Si lo hacemos, no habrá
intió si
estoy
o no podía detenerse ahora. La verdad era más importante que cualquier cosa. Alejandro Ferrer podía ser una pieza clave en este juego, per
miró los documentos sobre la mesa, pero algo no lo dejaba concentrarse. Lucía había hablado con tanta se
o se movían sin control, y él estaba atrapado en el medio. No importaba cuántas veces revisara los datos, ni cuántas preguntas más le
el miedo de estar tomando la decisión equivocada, de confiar en alguien que tal vez no merecía su confianza. Lucía Torres había logrado que se pl
eglas del juego eran mucho más comp