Cada beso era mucho más apasionado que el anterior, el nivel de calentura de su blanquecino cuerpo era cada vez mayor. Estaba a punto de explotar en miles de pedazos, situación que la hace sonreír.
Aprieta la ancha espalda de su amante hasta el punto de enterrar sus uñas en su piel, muerde ferozmente los labios de ese hombre como si quisiera arrancárselos entre tanto la verga de ese sujeto entra en su vagina sin piedad.
Riana inclina la cabeza hacia atrás y suelta un largo jadeo al sentir que estaba a punto de correrse.
-Vamos, metete la polla más adentro, quiero sentirte más.
-Joder siiii...
Su amante la sujeta por la cintura mientras que su pene entra y sale del interior de esa pelirroja, todo su cuerpo sudaba al punto de salpicar de sudor la piel de Riana. Baja la mirada para ver sus tetas firmes, las aureolas de su pezón eran un poco oscuras, pero se encontraban rígidas.
La piel bronceada de su cuerpo ya estaba toda erizada y brillante, era una mujer deliciosa, deliciosamente prohibida pensó el joven sobre ella.
Inclina la cabeza hacia abajo para tomar posesión de una de sus tetas, al meterla en su boca empieza a chupar con fuerza al mismo tiempo que la oye jadear con mucha más insistencia. Ella se aferra a su cuello mientras que él mete su verga en su vagina.
Desciende una de sus manos hacia la curva del culo de ella y aprieta hasta que ella se sobresalta, alza la mirada mientras que no suelta el pezón y puede ver como ella muerde levemente sus labios con mucha lujuria.
Eso lo motiva a penetrarla con arrebato.
-¡Ah! ¡Ah! Siii, mierda que rico me coges.
Riana suelta a su amante y termina por desplomarse en la cama mientras que su vagina es penetrada ferozmente por ese hombre, su cuerpo se retuerce de miles de manera entre tanto goza del placer que le propinan.
-Chúpame el coño, vamos, baja y lámelo todo -ordena.
El joven obedece y saca su polla del interior vaginal de Riana para luego agacharse y queda justo frente a los muslos abiertos de ella, separa los mismos un poco notando como las manos de ella empiezan a masajear su vientre hasta que uno de sus dedos llega a la altura de la protuberancia de su vagina.
-Vamos, no seas tímido, quiero que me la chupes.
El chico inclina la cabeza hacia el coño abierto de esa mujer, observa como ella se masturba la protuberancia y retuerce su cuerpo, él acerca su boca a la vagina de ella y pasa su lengua por el centro de la misma.
-¡Ahhhh! Si, de eso hablo, lamela.
El cuerpo de Riana se arquea un poco al sentir la tibia lengua de ese muchacho, ella muerde sus labios y frunce el ceño puesto que la sensación era increíblemente deliciosa. Estaba a punto de correrse, y quería hacerlo en la boca de ese chico.
-Chupa, chupa -demanda justo cuando sujeta su cabeza para acercarla más a su coño.
Él sorbe el interior de esa vagina saboreando el propio sabor de su polla y la esencia de Riana, se aferra a los muslos de ella para poder mientras que chupa con intensidad provocando sonidos morbosos.
-¡Aahhh! De eso habloooo...-arquea su cuerpo mientras que siente esa lengua entrar en la cavidad de su vagina.
Riana sonríe un poco cuando siente que ya estaba por correrse, ejerce presión de la cabeza del chico contra su vagina y esto lo lleva a él a proporcionar lamidas más intensas y punzantes que aceleraron la llegada del orgasmo.
-¡Aaahhh! Si ¡Ahhhh! Joder, que ricooooo-grita con todas sus fuerzas.
Su cuerpo se tensa por completo mientras que aquel joven sorbe los fluidos de su interior, luego libera su cuerpo, pero él sigue metido entre sus muslos situación que a ella no le disgusta.
Pero su mágico e inolvidable momento se ve arruinado por el sonido del abrir de la puerta de la habitación, ella abre los ojos y mira hacia la misma y cuando ve quien estaba parado bajo el marco de la misma sus ojos se ensanchan.
-¡Eduardo!
Eduardo Simonovi observa a su esposa desnuda y con las piernas abiertas para un sujeto que evidentemente no era él, el CEO vislumbra a un joven que al verlo se aleja de su mujer y muestra una expresión de asombro y miedo.
-Riana...
-Eduardo, yo...-ella se sienta en la cama y rápidamente toma una sábana para envolver su cuerpo -. Cariño, esto es...-señala la cama y todo lo demás.
-¿Qué? -él frunce el ceño al mismo tiempo que se cruza de brazos.
-Yo -la mujer peina su rebelde cabello.
-No tienes que decir nada, creo que lo que he visto aquí es más que suficiente para mí.
Ella alza la mirada y rápido se pone en pie para ir hacia donde estaba él, pero Eduardo da dos pasos hacia atrás cuando nota las intenciones de su mujer.
-¿Qué quieres decir? Si, me equivoque, yo reconozco que me equivoque, pero al menos pregunta porque he llegado a esto.
-¿Qué tienes que decir al respecto? -él espera paciente una respuesta aceptable por parte de ella.
-Yo, tú, es que tú me has olvidado en muchos aspectos, solo te concentras en trabajar y...
-¿Esa es tu excusa, Riana?
Ella muerde sus labios, no tenía excusa ya que no era la primera vez que le era infiel a su marido. La verdad es que no lo amaba desde hace mucho tiempo, pero tampoco podía dejarlo ya que él le propinaba la estabilidad que a ella le gustaba.
Sin embargo, aquella era la primera vez que la descubría siendo infiel. Quizás si lograba convencerlo pudiera lograr que la perdonara. Y para la próxima vez tendría que evitar follar en su propia casa.
-No puedes culparme de caer en la tentación cuando tú me has dejado sola muchas noches.
-Te he pedido muchas veces que me acompañes a esos viajes de trabajo, te lo pedí, no sé cuántas veces te dije que fueras conmigo. Eres mi esposa, mi compañera, ¿Qué más quería que hiciera? He estado para ti muchas veces, y así es como me pagas.
Ella frunce los labios, no podía dejarse ganar por esa tontería, ella no le gustaba viajar con él, prefería quedarse en casa follando con sujetos que si la llenaban.