El CEO y la Espia Infiltrada
teñía los edificios de naranja, reflejando un resplandor cálido en el cristal, pero él apenas se daba cuenta. La vista d
rrores ni distracciones. Todo estaba bajo control, o al menos eso parecía. Pocos sabían que, tras esa fachada impo
ijo una voz grav
n era. Hugo Morales, jefe de seguridad, uno de
Alejandro, con voz
r la puerta tras de sí-. Hay nombres que no cuadran, gente sin experiencia real
ugo. Su rostro no mostró más que una leve sombra de irri
én está detrá
mos investigando. Traeré un
r exactamente cómo pasó. Si alguien está jugando co
ó y salió e
estaba lejos de estarlo. No toleraba los errores, y mucho menos las grietas en su sistema. Aureum Corp no
nos documentos importantes en su portafolio y tomó el ascensor directo al estacionamiento
olante, se colocó el cinturón y arrancó con calma. Manejar a esas horas, cuando el tráf
n las luces de la ciudad, debería haber sido relajante, pero su mente seguía analizando el problema de las co
a un taxi que no parecía arrancar. Vestía un abrigo gris que parecía haber visto mejores días, y tenía el c
lgo lo hizo reducir la velocidad. Detuvo el
a? -preguntó co
profundos, se encontraron con los de él por un breve instante. Fue suf
firmeza, aunque sus manos tembla
cía que estuviera bien, y la calle
aquí -insistió-. ¿Está seg
n instante ante
y esperando otro taxi. E
a mucho
si analizara si podía confiar en él. Finalment
to. Est
lentamente por la calle, pero al mirar por el retrovisor, notó que el taxi seg
e el respaldo de una silla. El lugar era amplio, moderno y decorado con tonos fríos, justo
o ámbar se movía en el cristal, reflejando las luces tenues d
algo en su mirada, una mezcla de vulnerabilidad y fuerza, que no lograb
bre la mesa. Al toma
ó Alejandro, d
re que no aparece en ninguna base de da
inó hacia adelant
reve pausa ante
ía T
no significaba nada para él, pero algo en su
. Origen, antecedentes, cualq
uida,
La noche, que había empezado con relativa calma, a
dar el primer paso en una partida