Amor, Ambición y traición
distancia entre ella y Daniel, y la situación se volvía insoportable. No podía seguir en el mismo círculo vicioso, esperando a que él t
er que algo tenía que suceder. Las acciones que seguirían estarían fuera de sus manos, pero era necesario para sacudir la aparent
propuesto como candidatas para el matrimonio. Había revisado cada una varias veces, pero ninguna de ellas le decía nada. Los expedientes contenían información s
os informes, su teléfono sonó. Un mensaje nuevo ap
suite del hotel Ellsworth. Tengo alg
a hija de una de las familias más poderosas de Europa, con conexiones políticas que incluso Maximus respetaba. Aunque hasta ese momento no
-
te. No era extraño que alguien como Daphne Lorne se hospedara allí, dado su estatus. Al llegar, fue recibid
con un aire de sofisticación y poder que llenaba la habitación. Daphne
-dijo con una voz aterciopelada, ofreciéndole una c
aunque con una cautel
respondió, observando el entorno lujoso y minimalista de la suit
tomando asiento en uno
suntos... personales -dijo mientras le sonreía con un toque de picardía-. Sé que estás e
l, pero sus pensamientos corrían.
ue alguien facilite mis decisiones? -
scapar una
e controlar tu destino. Por eso te estoy ofreciendo algo diferente, algo que podría beneficiarnos a ambos -se inclinó hacia adelante, su mirada fija en la de él
aba allí solo por cortesía o por cumplir con una orden de su familia. Había al
e te elija? -preguntó Daniel directamente-.
inando hacia él hasta quedar a so
es crucial. Yo te ofrezco una alianza sólida, una que aseguraría un futuro grandioso para ambos. No estamos hablando de ser amantes o algo pasajero, sino de algo mucho más importante. -Su sonr
por completo. Era evidente que las alianzas entre familias poderosas no eran meros acuerdos emoci
ente para asegurar esa alianza? -preguntó con un t
de él, hasta quedar a escas
aba dispuesta a hacer-. Puedo ser tu esposa, sí, pero también soy alguien que entiende el poder, que puede manejar las intrigas y asegurarse de que estemos siempre en la
alabras, sino también en la manipulación física que intentaba ejercer. La mujer frente a él no era solo
ecto -dijo, tratando de mantener la c
guía deslizándose la otra tira de su
omas esta decisión ahora, alguien más lo hará, y te quedarás atr
dirigió hacia la puerta, con su mente corriend
dijo con firmeza mientras abrí
n-. ¿Te vas a ir, Daniel? ¿Vas a dejar que Maximus siga dict
eguían como un eco en su mente. Sabía que tenía que tomar decisiones difíc