Amor, Ambición y traición
un brillo anaranjado que normalmente calmaría su agitada mente. Pero esta vez, su atención estaba fija en los dos jóvenes, su protegido y su hija, hablando en silencio, compartien
rimera vez que su hija se atrevía a desafiar las reglas, a mostrarle a alguien las verdades ocultas tras la fachada de los Blackwell. Lo que no sabía es que Da
tudio. Ahora -ordenó con su t
ntre Clara y Daniel para llevarle el mensaje de Maximus. Daniel asintió levemente
libros antiguos, y el brillo tenue del fuego en la chimenea parecían darle a la habitación un aire de intemporal
mirar a Daniel, su voz pro
que Maximus siempre había proyectado, esta vez había algo más detrás de sus palabras, algo que Daniel no
vez mirándolo fijame
que una cortesía, y bebió un sorbo. El whisky ardió
sobre el escritorio. Sus ojos grises, fríos y calculadores, se fijaro
historia, ¿verdad? -empezó Maximu
mara el control de la conversación. Sabía que cualquie
hacia la ventana, observando el horizonte
compartir con ella. Pero ahora que las cartas están sobre la mesa, es momento de que tú se
ientras Maximus hablaba, su voz ahora cargad
leza, inteligencia, una ambición que podía igualar la mía. La conocí cuando tení
ia Daniel, su expre
i mejor amigo, y el hombre al que consideraba un hermano. Su familia y la mía estaban unidas por décadas de alian
entando entender la direcci
-preguntó finalmente,
sorbo de su whisky
mi padre le pagó para ser. Él la contrató -dijo Maximus, cada palabra llena de desprecio-. Le ofreció una suma descomunal para romper mi corazón y demostrarme algo que, según él, era l
ero esto era un nivel completamente diferente de manipulación. El propio padre de
ó? -preguntó Daniel, incapaz
tó una carc
las garras de mi padre. Pero luego... -Maximus hizo una pausa, sus ojos se volvieron oscuros, como si reviviera cada dolorosa memoria-. Luego descubrí la verdad. Descubrí que todo fue un juego orquestado
ombre que, hasta hace poco, había visto solo como un titán insensible. A
ose-. Y su método para lograrlo fue simple: destruir cualquier esperanza que pudiera tener en el am
claridad perturbadora. Maximus no solo había sido moldeado por la crueldad de su padre, sino que hab
que las personas usan para manipular, para controlar. No puedes permitirte esa debilidad. Lo que hiciste al matar a
aba diciendo. Pero, al mismo tiempo, todo lo que Clara le había dicho la noche anterior
zó Daniel, buscando l
mus lo in
nseñó esa lección a través de un dolor indescriptible, y ahora, estoy enseñándotela a ti. Porque te he elegi
a columna vertebral. Maximus lo ha