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Querido señor Müller

Capítulo 4 En la oficina

Palabras:1040    |    Actualizado en: 14/03/2021

orir o desaparecer por unos días. el sol aún no h

va, no estaba acostumbrada a estar sola en una

motivo que todas las mañanas me levantara a soportar a m

Müller llegó aquí y todos los días hombres grandes y fuertes lo protegían a muerte, como si fuera una celebridad, de ahí comenzaron los rumores de que sus negocios no eran

ía cómo reaccionar. Estaba claro, que él se dirigía a buscar la respuesta a la propuesta que su jefe me hizo o eso quería pensar. Otro sujeto desconocid

impio ventanal. Mis ojeras eran el centro de atención; oscuras y grandes. Necesitaba u

rilla de café con miel, la aplico por todo mi rostro y la dejo reposar el tiempo suficiente. La ducha logra calmar mis tor

giendo mi ropa, ya que toda es de color blanco y negro o gris oscuro, tod

os hombres se han ido y eso me tranquiliza mucho. V

ie había llegado aún, a excepción del guarda de seguridad que lucía ago

ora antes que él; prepararle un café, limpiarle su oficina y arreglarle por col

oy se veía demasiado guapo, era eso o mis hormonas se estaban volviend

amos al ascensor —tras de todo,

dió, Mor? —presioné el botón que

veces, quisiera tener un pito así de grande —separé mis manos, ofreciéndole una demostración bastante expl

on y juntos caminamos hasta la oficina de mi jefe. El no debería estar

edad ahora solo buscan mujeres jóvenes y llenas de

e encontraba exquisitamente arreglado y el olor a cuero solo me

mujeres maduras —dijo él. me encaminé al escritorio

ntí el espíritu de estupidez florecer dentro de mí. Incliné mi trasero, fingiendo no lograr alcanzar el lápiz. Cumpliendo mi

llenaba, pero por dentro, tod

ronca —eres muy guapa, muchos

i trasero descaradamente y girá

As

o estaba a punto de cumplir los cuarenta años, pero, aun así, era un hombre bastante lindo y gracioso. Y el único hombre en la habitación —para

etrocedí unos cuantos pasos hasta chocar contra

as me hicieron sentir un cosquilleo en mi entrepierna y con cada parpadeo, podía ver al señor Müller

a “La mejor manera de librarse

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