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Querido señor Müller

Capítulo 3 Una simpática fiesta de cumpleaños

Palabras:1032    |    Actualizado en: 14/03/2021

aunque lo fuera un poco —digo —me aclaro la garganta— no me interesa la verdad ver sus armas, ni nada que tenga que ver con

n sus asuntos, ignorando por completo al enorme tigre salvaje que me acorra

e unos segundos, para admirar su abdomen —¿muy segura? Si salgo por esa puerta…no no

gocios”, huyendo de la policía y de cualquier l

produciendo un lento y sensual movi

que continuaba sin entender bien, por qué las personas ha

prohibido y el sexo —concluyó convirtiendo su voz en un susurro —lo unes todo y obtienes una explosión de lujuria —me quedé en silencio, analizando cada

desaparecido una vez que le comenté sobre mi embarazo. No estaba en sus planes y tomó el cami

erpo arder en llamas; no dude en contactarme —se inclinó lo suficiente para alcanzar el lóbulo de

caótico. No era primera vez que el señor Müller y yo cruzábamos palabras, ni la prim

. No entendía con exactitud porque me permitía fantasear con la idea de escribirle una carta y vivir al menos unos minutos d

sta me hizo volver a la realidad. Mi apestosa realidad, soy una muj

de

ba, eres una adulta de cas

ncontraban aglomeradas riendo y hablando alegremente, ignorando por comp

con la copa en mano, me serví un poco d

música —el hombre canoso obedeció y seguidamente todos crearon un círculo deformado alrededor de mi —quiero agradecerles a todos por estar present

endré a visitarte, sigo siendo

lo que has logrado y lograras. Espero que disfrutes a montones el nuevo apartamento que te compré —elevé mi copa en alto, sint

a mí con preocupación —creo que

lce y suave, continué sorbiendo hasta acabarme más de la mitad —yo…hip…yo estoy bien…con un poco de —bebo otro poco —estoy bien…recue

s… necesita

los in

marchen —me respon

er una borracha decepcionada a una triste. Matías, mi hijo, quien físicamente me recordaba tanto a su padre, con esos ojos osc

clases en la tarde… podemos ir en la mañana al departamento y acomodar un poco las cajas. No

prome

cómodo colchón. Me sentía cansada y muy borracha. Sabía que Matías no pensaba cumplir

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