Mas alla del contrato
os. Los pétalos de rosa dispersos sobre la cama eran un toque cuidadosamente planeado, un adorno que debía parecer romántico, pero que a mí me resultaba un poco teatral. Sin embargo, no podía
ente lo que uno podría esperar d
fachada imperturbable. Me sentía atrapada en un juego que él entendía demasiado bien, pero yo no. Sus pasos eran silenciosos so
éndose junto a la barra, donde varias botellas
nublar mi juicio esta noche. Tenía que estar alerta, en contr
ientras tomaba un sorbo. Sus ojos eran oscuros, impenetrables,
a mesa con un gesto calculado-, creo que es hora de
ue para Alex todo era un contrato, una negociación.
dí, tratando de mantener mi voz firme y segur
u presencia. Se inclinó ligeramente, de manera que su rostro quedó a la altura del mío, sin invadir mi
aceptaría evasivas-. Esta noche vamos a compartir la misma habitación, por supuesto, pero quiero dejar cla
a emocional que no podía ignorar. Su cercanía me hizo
d de la que sentía-. No necesito que me
ilímetro, una pequeña chispa de hu
imaginé -dijo, su tono
sar que me afectaba, pero había algo en la forma en que me miraba, en su voz baja y controlada, que me hacía sentir
-repliqué, manteniendo mi mirada fija
onido bajo y grave que
o, y no habrá contacto físico innecesario. Pero, Isa, también quiero que sepas que estoy dispuesto
ector. No sabía si confiar en esa faceta de él, o si
do mis palabras cuidadosamente-. Pero esto
mía. Sentí que el tiempo se alargaba, que cada segund
inación de cabeza-. Entonces, es hora de
egura, como si nunca dudara de sí mismo. Yo, por el contrario, sentía como si estuviera caminando sobre
e una bata de seda que estaba colgada en el vestidor, y me acerqué a la cama, pero no me senté. No estaba segura de cómo proceder. Todo pare
. humano, en comparación con la imagen impecable y autoritaria que siempre mostraba. Había algo en su expresión, una sombra de can
tono cortés pero sin dejar lugar a dudas-. Yo tomaré
intiendo una mezcla d
oso. Me acomodé en el lado izquierdo, sintiendo la suavidad de las sábanas de seda contra mi piel, p
rar los ojos, pero tampoco quería mirarlo. Sabía que él estaba despierto, que podía sentir su presencia tan claramente como si es
tos que se sintieron
no pediste esto. Tampoco yo. Pero estamos aquí ahora, y quiero que sepas que p
ue mi corazón latía con fuerza, y una pequeña parte de mí q
lta-, es algo que se gana, no se da
é que tal vez no iba a responder. Pero luego,
ió-. Así que permíte
¿Era esto otro de sus juegos? ¿O realmente había algo más detrás de su
, pero incluso cuando el sueño me envolvía, no podía dejar de pensar en el hombre que estaba a solo unos