Amor y tempestad
ocí enseguida porque tenía la capucha del buzo puesta y también llevaba gafas de sol.
cógnito? -pregunté dive
usto debajo de sus lentes. Contuve el impulso de abrazarlo. Alguien lo había golpeado, de eso estaba segura. Me pregunté si se habría
bien? -p
rotegerlo de quien fuera que le
án te
uzgar así a mi amigo, qué digo amigo, hermano del alma!? ¿
, no qu
alo dio un paso al frente y me empujó con el hombro cuando se dirigió a toda prisa hacia el interior de
había asumido que Julián lo había golpeado cuando debería haber esperado que fuese él quien me contara lo sucedido. Es m
a mi asiento sin mirar ni saludar a nadie. Estaba haciendo mi mejor esfuerzo para no ponerme a llorar delante de t
ntras acomodaba su mochila en el
no podría contener las lágrimas. Por suerte, mi compañera ent
tura. No podía dejar de pensar en Gonzalo y
ir a disculparme o no. Me moría de vergüenza, pero decidí que podía tragarme el or
que era mejor no interrumpirlos y seguí buscando a Gonzalo. Lo encontré después de unos minutos sentado en uno de los
u lado, per
e? -pregunté co
ya no podría cont
sí -respondió
or lo menos, no me había
favor, ¿me podrías perdonar
s de sus gafas de sol en las que podía ver mi patét
a! ¡Vení! -dijo con ca
í a llorar. No podía creer que había estado a punto de perderlo. Entonces s
preocupes. Yo te voy a
urrealista. Él me consolaba y prometía cuidar de mí, cuando era yo quien s
ara que me mirara. Tenía el ojo izquierdo morado. El moretón se le estaba poniendo violeta os
isto podés contarme.
no de los cerdos que se acuesta con mi m
a lo
Mientras le den plata o drogas deja que le hagan c
-dijo Julián apareciendo de la nada
da sobre las piernas de Gonzalo
abuela de cien años! -exclamó Karen des
rometí que los vería e
Gonzalo había confiado en mí contándome lo que probablemente era uno de los secretos más grandes de su vida y me había dicho cosas hermo
e si no era algo urgente, podríamos conversar después. Ella lo entendió y no me detuvo. Casi corrí para llegar a
ona violenta. ¿Te parezco un tipo violento
prendido. Deseé que la tierra se ab
entendido. De verdad, perdón -rogué
. -respondió Julián en
ue todo estaba bien y me había explicado quién le había pegado. Me pregunté hasta
andar juntos, no podemos limitarnos a vernos so
ada de que la conversación fuer
legio y yo suponía que aquello si
o esperar hasta el lunes
preguntó Julián a Karen regalándole una sonri
spondió ella divertida y l
que lo pasarías mucho mejor con
una mueca d
des salen y después se pelean, los que s
u grupo. Podría decirse que hasta ese momento, Lorena había sido lo más cercano a una amiga, p