El sexi doctor prohibido
O
e la multitud y l
vezas, po
o, con las manos sobre el mostrador,
ero levantó una ceja
tenemos sed y necesitamo
quería decir y s
é mala ere
jos en blanco. ̶ É
necesitarlo mucho esta noche para l
arrugó. ̶ No creo que me b
. No sentirás dolor a
cep
s heladas sobre la barr
e dijo, y luego le dijo
la multitud, bus
sonrió. Soy
o he v
dulcemente otra vez? Es
aba de vaciar . Señalé con la cabeza el
antó corriendo. ̶ V
ero y yo la seg
golpeamos nuestras cervezas
victoria que h
rvando mis labios. ̶ Terminar de limpiar la cocina de Abb
tó el abrigo y se pasó los dedos por el pelo rubio, moj
na mano.
r
húmedo me tocó el cuello desnudo. "Ar
de mí, lanzándome una m
i bebida y tra
or la noche. Parecía que todo el mundo había terminado la semana la
bamos unas cervezas y nos relajábamos. No es que la interpretación de "Poker Face
frunció el ceño y se
eó por el escenario, echándose el inexi
o sabíamos que
subir ahí y decirle que pare. He tenido una
hagas .
lo
arla, le di un s
s, sobre el horario de
semana, Lena , nada
ba ayudar a los demás creando paraísos limpios y organizados para ellos. Era gratificante y d
mbas manos y se e
exhalé un suspiro y miré a mi alrededor. Pude reconocer casi todas las caras
con cualquiera mientras mi mejor amiga fotografiaba diferentes ángulos de su cara par
ar casas. Ver las mismas caras.
te estaba... aburrida. Quería algo diferente. Cualquier cosa para
n
s clientes de Busters, iba vestido de punta en blanco. Un traje negro se ceñía a su alta figura
ara gacha, concentrada en su paraguas negro. Con dedos largos y h
levantó l
cogió el
Aquellos ojos tormentosos rebotaron en mí y se me cortó la respirac
erpo la siguió. La fuerza de su cuerp
aldas a los reservados. Salí de mi trance y miré
taba sola. Todas menos Lena . Ella seguía concentrada en su
r su rostro. ̶ Oh, vaya. Volvió a sent
palabras salieron un
los ojos fijos en el hombre. ̶ Pero de verdad. ¿Quién
potente, crepitaba como la electricidad. Mi c
nuevo? ¿Un
o di un sorbo a mi cerveza. Mis e
gente que conocía -y amaba- pero d
debía seguir mis instintos. ¿Cuántas veces ap
enido una aventura de una noche. Era algo que toda mujer segura de sí misma debería experimentar una vez en la vida, ¿no? Mis par
a. Era lo qu
o mismo de siempre. Un
Una noche de sexo caliente y sin sentid
sal, mis nervios saltando. Lo estaba
on un apuesto
noche divertida y sin ataduras. Y si el sexo era ter
ue alguien se le acerque? La mira
el pelo. ̶ C
tomar al menos una copa... Oh . Los ojos de Lena rec
me pedía. ̶
Ella vació
e tiré mi bufanda. Se int
ñen . Lena levantó su botella
la me siguió. Pero cuando me dirigía a la barra, ella se metió en el reservado de a
alda del desconocido. Mientras los demás se encorvaban sobre
espalda. Seguro que tenía el trasero musculoso y tenso.
lo y relajé los hombros. ¿Y qué si me ganaba la vida fregando suelos? ¿Y si, por el contr
de lo físico. Podríamos ser una distracción de una noche
El único indicio de que se había dado cuenta de mi existencia fue e
s labios carnosos y largas pestañas. Llevaba el pelo salpimentado hacia atrás, retirado de la frente, desvanecido en los bor
argos dedos y tragué saliva. Qu
ahumada y baja, a pesa
me miró
se llenó de calor líqu
contra él. ̶ No eres de por aquí , continué, encogi
acia mí, con una ce
o. No sabía de dónde había sacado la voz para seguir hablando. ̶