Bailarinas anarquistas
ersonas, le gustaba la poesía y pintarse de rojo los labios, pero no ese rojo cereza, sino ese rojo grumoso que cuando te daba un beso en la mejilla quedaba el pigmento at
esa misería que ganás. Ella me devolvía la mirada y se reía bajito cubriéndose los labios, ahí m
l. Polly me escuchaba atenta y no, ni loca se iba a quedar embarazada de ese. "Vos sabés que los abortos no son gratis y para personas como yo, lo único que te queda es morir bajo las manos de una partera que ni es tan partera y te co
on mucho brillo, mucho glitter, mucho colorete rosa, con las tetas sujetadas por dos piedras preciosas y tacones de diez centímetros. De vez en cuando hablo con el