En las redes del Ceo
lo
rir la puerta, la realidad me golpeó con fuerza. La casa estaba sumida en el caos: platos sucios formaban una torre inestable en el fregadero, el desorden se apoderaba de cada r
ilístico. Mi madre, incapaz de soportar la pérdida, sucumbió más tarde a una enfermedad cardíaca. En aquel momento, con apenas dieciséis añ
a alguna por este oficio honrado que me ha permitido sostener a mi familia. La secundaria se convirtió en una batal
son un reflejo de la genética que compartimos. En ese instante, el sofá se convierte en un puerto seguro, un lugar donde la
Ho
on? -me pregu
ma semana; estoy agotada
ión para mí misma, porque ya tiene esa seguridad que lo hace creerse merecedor de todos los elogios. A pesar de ser tres años menor que yo, s
ud con nuestro padre es innegable, como si la genética hubiera trazado líneas que conectan generaciones. Su figura evoca recuerdos de tiempos más simples, cuando la risa
ble -me besa
a la es
ctamente
haré
¿no había clases
xa
ir; cocina algo, no
r todo según ella. Su sueño es que yo deje de trabajar y me
qué prepa
arar algo; ese instinto lo heredé de mamá. Recuerdo cómo siempre se las arreglaba con lo que tenía a mano; su destreza en la
to un abrazo reconfortante por de
que compartimos. Agradezco internamente que haya heredado mi personalidad, una mezcla de determinación y calma, a pesar de ser la menor. Me reconfo
nada -
entamos al
te a
acer tu
lo h
udiar mucho, no como el flojo
blanco con t
ma -se quej
sa, abue; mañan
, maldita pobreza
así tendrás más op
sirve
e varias veces que lo puedo apoyar, pero no quiere. No quiero que mis hermanos
nesto otra vez preguntó p
urra, Paloma
el mism
e, Paloma; mira lo bonita que er
tener novio, ni
mida -cambia de tema Fl
mi amor -tan chiquita
saba en cada músculo, pero antes de rendirme completamente, decidí sumergirme en el reconforta
ba mi piel llevaba consigo la promesa de un breve alivio. Me sumergí en ese pequeño oasis de tranquil
testigo silencioso de tantos días agotadores, se presentaba como mi refugio final. Cerrar
ento de rendirme a la serenidad nocturna, dejando atrás las preocupaciones del día. En ese instante, mi habitación se transf