Sustituta ¿yo?
re estos transeúntes que habían sido pescados desprevenidos y a los que la tormenta los había agarrado sin siquiera un paraguas con el que cubrirse
día era su cumpleaños. Hoy cumplía un año más de vida y ya contaba c
llevaba siete meses de feliz matrimonio. Aunque debía reconocer que él no era el hombre más cariño
do a cortejarla ni bien la vio cuando ingresó como pasante y ella no tardó mu
vez en cuando, uno que otro mensaje le llegaba. Ese día era especial, y no la había saludado aún ¿Lo habrá olvidado? No imposible,
ord, ya que le tomó menos tiempo que al común de las personas. En realidad, esperaba que él le diera un trabajo un poco mejor, después de todo es su esposa, pero en cambio la metió
que todo estaba absolutamente igual a como lo había dejado al salir con rumbo al trabajo donde tampoco lo vio en todo el día, aunque no era extrañ
sacó los zapatos, y luego la ropa mojada. Esperaba no sufrir de una gripe por haber estado tanto tiempo bajo la lluv
tomar calor lo más rápido posible. Repasó en su mente los implementos que poseía en su botiquí
pastillas y miró la hora, era sumamente tarde y aún él no llegaba ¿Le habrá pasado algo? Las llamadas que le realizaba no eran atendidas, incluso parecía que en determi
amor, solo parecía feliz cuando se adentraba en ella y, por el contrario, esos eran los momentos más frustrantes y dolorosos para una pobre Lara que solo parecía sentir dolor y el contacto sexual se convertía
anormal. Suponía que era totalmente su culpa
le gustaba que ella interfiriera con su vida. Ya habían discutido por ese motiv
sentía sola y desamparada. De pronto el frío en el alma superaba al que se
rse nuevamente con él, quería decirle que estaba enferma y le sería imposible asistir a su trabajo. Tendría que tomarse el día, aunque era algo que no le gustaba. Esperó la hora adecuada y llamó a la ofic
llevaba de maravilla. Ella entendió muy bien la mala condición en
ente está muy enamorado porque llegó muy sonriente esta mañana. No sabemo
su espíritu. Algo malo estaba pasando y ella lo sabía muy bien. Temblaba de manera incontrolable y no era por la fiebre sino por lo que acababa de es
en pie. Pensó que más adelante debería levantarse para preparar algo de comida, ya que tampoco cenó la noche anterior, pero no tenía fuerzas para nada realmente. E