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Contagio de amor

Capítulo 6 VI

Palabras:1009    |    Actualizado en: 31/03/2024

me campaneaba en la cabeza en forma insistente provocándome sensaciones de mucho miedo, angustia, pavor y también desconcierto. Yo me sentía incrédula y tonta en realidad, inmers

chísimos enfermos y los decesos empezaban a sumar decenas. se desató alarma en la India y los aeropuertos del mundo se ib

Deschamps. Estaba en el hall, con la mascarilla sujeta al cuello como si fuera una corbata o un moño,

a, Laurent-, le dije en español. Él

és de vacaciones? Tengo contratos con cruceros por e

y masculina y su voz, como les dije, con ese acento francés, me derretía. Mis rodillas se doblaban dela

Mediterráneo-, me contagi

fuerte descarga en mi espinazo. Me estremecí y de repente el fuego

ese crucero-, intenté c

ban desatadas y mi corazón latía de prisa, tamborileando mi pecho com

comparándome con la primavera. Tan solo escuchar su voz, me despeinaba y se

ñó un ojo y yo le sonreí con encanto, con mucha coquetería pero in

Jean Pierre. Quería irse. No toleraba el encierro. Apenas habían pasad

amenazó con irse a su país. Ya tenía sus maletas listas y s

a terminar al día siguiente. Él volteó con la rabia inyectando sus ojos, y sus suplidos eran los

ó uno de sus enormes dedos en mi pecho y se f

mascarilla, pero no me hizo caso ni me escuchó. Subió al ascens

se secó el sudor. -Imposible que resistamos quince dí

a tarde había estado demasiado movida, con muchos empellones, gritos, insultos, incluso. Nadie quería estar encerrado.

estaban completamente desiertas, soplaba un viento apacible y habían luces desperdigadas

venida tan vacía y desie

ado al igual que el comedor. Jean Pierre había decidido llevar alimentos y tragos a cada habitación y evitar todo tipo de contactos. Habíamo

lema son los huéspedes-, decía cavilando Jean P

das, quizás en dos o tres días sale el primer avión, pid

s por ratos, con mascarillas, manteniendo las distancias, sin contacto con nadie y lavándose constantemente las

tamente al uzbeco qu

anuncié que le tení

s nunca-, me gritó malhumorado. Inclu

e posible y me puse

me habían mandado muy lejos. Supe entonces

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