ATADA AL ENEMIGO

e la lectura d

. El musculoso y atlético cuerpo del CEO de una de las corporaciones más

esultados dieron

ya final de diciembre, faltando una semana para la navidad, era uno de esos días do

a o el oxígeno. Maximiliano ansiaba poder liberarse de las fuertes tensiones generadas en un añ

s pasos fuese más difíciles de ejecutar y con los espaciosos pisos de c

or! ¡

Su respiración era laboriosa y tuvo que

cima de la caída de agua. Exhalaba vaho al hablar gracias al frío—. ¿

abello corto bien cortado y lleno de canas, cubierta, en ese instante, por un grueso impermeable de color

imiliano, la paz no era duradera, vaya que lo creía de esa man

os a entrar ya. No vuelva a salir as

esde hace muchos años que su jefe era arriesgado en muchos aspectos de su vida—. Puede contestar en su

majestuosa, la cual compartía únicamente con empleados: como su jardinero, la señora Gladis, una cocinera y algunas mucamas, todos ellos residen

aba el calefactor de la casa les golpeó. El contraste con el clima de afuera se evide

, mojados y con algunas hojas pegadas a ellos, en una alfombra que daba la bienvenida a quien entrase por allí. Se bajó la capucha de la chaqueta impermea

. En el lugar no existía mueblería alguna. Con una sala de estar al este, las grandes escaleras al oeste y de frente una

después de entrar y cerrar la puerta tras de sí. Levantó la bocina del telé

s, Lenis, por favor —bro

los buenos días —ironizó la voz suave de L

gran silla de cuero marr

me llamaste

rre

a. Eso solo lo haces bajo una emergencia.

casa y a esta hora, per

vida y en la vida de todos a su alrededor ya se habían calmado un poco.

se trata? —pidió él

cimiento del empresario Fred Davison. —Maximiliano se enderezó—. Por supues

in palabras por u

Ma

—susurró casi para sí con la

n su país que tomé de una lista de contactos que maneja el departamento de Protocolo, p

ma pregunta. «¿Un mensaje de despedida? ¿Condolencias

o que tengas preparado. Nada ostentoso, p

aterra para asistir? Puedo agenda

un momento e

casi susurró las palabras, gracias a la velocid

ue nos llegó con el aviso del fallecimiento de

ya lo revis

l atención a lo que Lenis le diría—. Su director, Bobby Clarence

xtrañó a

encia para eso? Tiene que ser algo importante. ¿A quién

r a Carla Davis —comunicó la secre

nto tras esa segunda información.

, por favor? —pidió él

icular. —Él arrugó mucho su entrecejo—. El señor Clarence no

e ocurr

a corta pausa an

irmada por un especia

rte médico, Len

suavemente co

post tra

ló y exhaló por la nariz, rec

vesamos y que el departamento de Protocolo se encarga de la organización de la fiesta de navidad. Quedar

de pensar en toda la informaci

go así, ¿o me equivoco? Aunque después de todo lo que ha sucedido, es

las cosas que ocurrieron en la empresa en este año fueron demasiado estresantes para cualquie

r f

e el señor Clarence quiere engrandecer los hechos tras un parte méd

las inte

as di

es decir, ¿o no? —A Max n

a, así que sus

Eso es lo que

reemplazar a una de mis empleadas solo po

Max comprendió

to. Aunque “Suplencia” pod

ere opinar sobre las cosas que me ocurren a mí en lo personal. Me gustaría saber cómo se enteró Clarence de que Carla y yo… —Carraspeó con su garganta y suspiró—. Es lamentable que el sujeto sea bueno en lo que hace —susurró para sí—. Por favor, dile a Clarence que se vaya al d

ten

través de los teléfonos, habría podido oír a Lenis de

par de cosas más y la llamada finaliz

a…, pero tan solo bastó con atender una llama

a dama, también importante, al parecer estaba enferma y falt

l departamento de Protocolo, lo que era igual a Prensa dentro del consorcio, se encontraba enferma por estré