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Una cita a ciegas para el CEO

Una cita a ciegas para el CEO

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Capítulo 1 Él acabará matándote

Palabras:2401    |    Actualizado en: 07/03/2024

cuando Gael entró a la parte tra

a después. Con suerte se emborracharía con

levantó con rapidez para apagar la luz y cerrar la ventana par

s le quitó toda su documentación y la secuestró. Llevaba más de cuatro años sufriendo un marti

tratos eran cada vez peores. Se mantenía en pie a fuerza de voluntad y amor por su p

cuando los gritos y las risas f

amantes en la casa, ni mostrarlas frente a ella,

e había agotado y solo deseaba sob

ar sus alas y volar en libertad. Casi no podía r

en que los hombres empezaran a hacer disparos al aire. A la primera detonación su

retumbó en la noche y solo provocó

Aunque la paz duró muy poco. Escuchó la maldición de G

la hizo abrazarse con más fuerza a su hijo—. ¡Calla

na, si ella no lo hacía él lo to

zo y cerró los ojos. Le dolía la humillación, s

vitarle ver la depravación, mientras

ntes—. Vamos, bebé, deja de llorar, por favor. Te lo ruego, mi vida, no llores —susurró

graron que el pequeño Mateo cesara de gritar. El bebé pod

olvió a gritar Gael y corrió al i

e esconderse, aunque sabía que no ten

golpes de la última vez, no quería

eño en la esquina. Se sentó frente a él para cubrirlo con

ió y golpeó la pared—. Deja a Mateo, es un bebé, por f

los gritos y los disparos provocaban esa

has veces a Gael, pero en todas el

y, aunque casi no hablaba, ella sabía que

su frente y deseó que jalara del gat

él guardo el arma en su funda

Ya sabes que solo puedes cantar para mí —dijo y sin darle tiempo a

cto, pero de ella solo escapó un gemi

o más cruel y mientras se desquitara c

e había llevado todo lo que ella era. Respi

entre lágrimas—. Prefie

impotencia y de la depresión

rostro, en esa ocasión fue un bofetón qu

hó por mantene

ese chamaco gritón sí voy a matarlo, no serás de otro hombre, ni siquiera de tu p

de defender a su pequeño—. Si lo dañas, me mataré y se te acabará tu jugu

llo hasta levantarla del suelo. Eve intentaba so

s hombres y este no ta

, pat

haces no te dejaré ver a tu hijo —bajó el tono de voz a un susurro y le dijo junto al oído—: Yo no

sus palabras. Hasta que vio como su empleado se llevaba a

rvió para que Gael escuchara sus súplicas. Hasta que Martín entró en la ha

lla para que lo sostuviera, después le colocó un suéter

e dañen a una mujer y a su hijo. Hay un coche fuera esperándote, lo manejarás s

ño con cuidado y lo c

Si sabe que fuiste

ó con dolor y

de salvarla. No dejaré que te ocurra a ti lo mismo, sé qu

ltaba el aire y las fuerzas. Había logrado que no la e

sto. Por más que había priorizado a su hijo a la hora de beber y alimentarse,

abían agrietado y solo el miedo a que Gael los

n vida le parecía todo un milagro. Había recorrido más de 1000km para

oltera que tuvo que darla en adopción por falta de medios para criarla. Estuvo a cargo del estado h

hiciera llamativa, pero tenía una gran voz. Antes de que todo en su vida se hundiera, la habían bautizado co

a. Se enamoró de él, de sus detalles, del cariño y el falso amor que le prometió

ó que si no era para él no sería para nadie. Eve no sería para nadie por

r a esa vida pre

ro su hijo… Evelyn no podía permitir que nada malo le sucedi

un suspiro y caer de rodillas al suelo

lamar por ayuda. Intentó pedir protección al consulado de

comprarla y Gael era un hombre poderoso. En eso no le mintió, l

vocecita de su hij

los ojos llorosos y el rostr

ado, sucio y

más podría sopor

sonreírle para infundirle calma—. Vuelve a dormir,

que continuaría, sería un llanto desesperado casi imposible

desesperación. Allí ya no encontraría nada, pero soñaba con un milagro y que, p

quedaban unas cuantas gotas y la colo

le susurró con cariño y con las l

sus manitas y la sostuvo

le hacía honor a su nombr

í misma para darse ánimos. Sabí

uella en su cuerpo. Se quitó el suéter que llevaba y lo colocó alrededor de su pecho para atar a

urado, apartó el mi

—pidió y, casi sin ver por dónd

se en pie. Caminó unos pasos, pero las piedras d

o el agua los cubrió y volvió a emerger

rror que escapaban de sus pulmones

agua no les daba tregua y el miedo a morir ahogados era cada

ublada. Su cuerpo le pedía rendirse y dejarse arrastrar,

llanto de su hijo se mezclaba con el suy

otar y que el cuerpo del pequ

lso de gritar—. ¡Ayuda! —el alarido resonó en el

a aguan

erca, pero sus fuerzas

agua. Los ojos se le comenzaban a cerrar cuand

an en

que pensó antes de desvanecerse y pedir

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1 Capítulo 1 Él acabará matándote2 Capítulo 2 Está bien, haré lo que me pides3 Capítulo 3 ¿Sí, quiero 4 Capítulo 4 ¡No pienso casarme contigo!5 Capítulo 5 ¡Oh, Dios, no podía ser él!6 Capítulo 6 Al encuentro de la novia a la fuga7 Capítulo 7 Ni crea esa mujer que jugará conmigo8 Capítulo 8 Ella se convertía de odiosa bruja a sirena9 Capítulo 9 Un beso bajo la luz de la luna10 Capítulo 10 ¡No me gustan los hombres!11 Capítulo 11 Hasta las abuelas del geriátrico tienen más atractivo12 Capítulo 12 Tentar al destino13 Capítulo 13 Esa mujer era una mentirosa14 Capítulo 14 ¿A qué esperas para llenarla de hijos 15 Capítulo 15 ¡Eres una descarada!16 Capítulo 16 ¿Tienes algo que contarme 17 Capítulo 17 Toda la culpa la tienes tú18 Capítulo 18 Ella lo odiaba19 Capítulo 19 ¿Qué pierdes por escucharme 20 Capítulo 20 Otra vez no podría estar ocurriendo21 Capítulo 21 Lo que te ofrezco es un trabajo22 Capítulo 22 Se volvería loca viviendo con él23 Capítulo 23 ¡Qué tonta había sido!24 Capítulo 24 Recoge tus cosas, no me iré sin ti25 Capítulo 25 El Señor Ellison no contrata prostitutas26 Capítulo 26 No sabía cómo sobrevivir a esto27 Capítulo 27 ¿Se habría dado cuenta 28 Capítulo 28 Necesitaba una respuesta y él iba a dársela29 Capítulo 29 ¿Por qué le dolía tanto 30 Capítulo 30 Deja de soñar con cosas imposibles31 Capítulo 31 Otro de tus amantes32 Capítulo 32 Se moría de celos33 Capítulo 33 Apachúrralo sin descanso, hazlo por todas las mujeres 34 Capítulo 34 Era una cobarde35 Capítulo 35 ¡No me gusta mi jefe!36 Capítulo 36 Estaba enamorado de ella37 Capítulo 37 Confesar su pasado38 Capítulo 38 Una cita contigo39 Capítulo 39 Quizá le permitiría bailar con ella40 Capítulo 40 El momento más bonito de mi vida41 Capítulo 41 No tienes idea de cuánto me estoy conteniendo42 Capítulo 42 Tenía que volver a vivir43 Capítulo 43 Ojitos de estrella, dime que no eres un sueño44 Capítulo 44 Nunca te dejaré escapar45 Capítulo 45 Pensé que era un ladrón46 Capítulo 46 Lo acepto todo contigo47 Capítulo 47 ¿Te avergüenzas de mí 48 Capítulo 48 Los celos van a matarme49 Capítulo 49 Eras tú, tú eres el ángel del Venetian50 Capítulo 50 El pasado lo arruina todo51 Capítulo 51 Tenemos que hablar52 Capítulo 52 Daría mi vida por vosotros53 Capítulo 53 Te amo y no hay nadie más con quien desee estar54 Capítulo 54 Por fin sería su esposa55 Capítulo 55 ¿Por qué había ocurrido de nuevo 56 Capítulo 56 Regresar a la realidad57 Capítulo 57 Ella no quería hablar, ¡quería matarlo!58 Capítulo 58 Moriría liberándola de ese hombre59 Capítulo 59 Un regalo muy especial60 Capítulo 60 Las mentiras siguen creciendo61 Capítulo 61 Una estrella nacerá esta noche62 Capítulo 62 Es impresionante lo viva que te ves63 Capítulo 63 ¿Sabes lo que has hecho 64 Capítulo 64 Ella deseó creerle65 Capítulo 65 Tenemos un plan para atraparlo66 Capítulo 66 No me iré de aquí sin ella67 Capítulo 67 La había perdido68 Capítulo 68 Mamá cuidará siempre de ti69 Capítulo 69 No quería vivir de nuevo en aquel infierno70 Capítulo 70 ¿Cuánto la quieres, gringo 71 Capítulo 71 El rescate72 Capítulo 72 Por favor, Rob, despierta73 Capítulo 73 Epílogo