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CEO EL BARON

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Capítulo 1 relación

Palabras:1276    |    Actualizado en: 26/02/2024

bargo, ella se fue y lo único que quedaron fueron sus cosas esperando ser empacadas para la mudanza que me vi obligado a hacer. - Una dosis más, por favor. - Le levanté el vaso al camarer

o y él se rió, luego fue hacia la botella de tequila y me sirvió un trago. - Eso corre por cuenta de la casa. - Gracias. Un día te invitaré a una bebida también. Él se rió y su sonrisa era hermosa a través de su barba incipiente. - Dame tu número de teléfono y luego lo arreglamos. - Por supuesto - respondí sonriendo, pero mi sonrisa se cerró. Casi olvido que ya no tenía dinero para comprarme una bebida, ni siquiera para tener sexo sin condiciones con un extraño. Ni siquiera tendría suficiente combustible para el coche. - ¿Algún problema? - Dame tu número y te llamo. Hace poco cambié el mío y no lo recuerdo. Él asintió con una sonrisa como si supiera que estaba mintiendo. Anotó su número en una servilleta y me la entregó. - Voy a esperar. - Voy a llamar. - No iba a hacerlo, pero guardé tu número en mi bolso. - Bueno, ahora tengo que irme. - Me levanté e iba a buscar mi pedido para pagar, pero el amable camarero lo tomó primero. - Desde la próxima vez pagarás. Déjame esto a mí. Antes nunca lo admitiría, pero realmente me encontraba necesitado. Sonreí, torpemente, y él me la devolvió con una mirada llena de segundas intenciones que me hicieron querer dársela. Nuevamente pensé que si fuera primero que nada lo daría. Yo era una mujer moderna, llena de actitud y libre, pero en ese momento necesitaba preservarme. Miré otra vez al chico y tenía fuertes brazos alrededor de su camisa negra, que pensé en lamer. Sacudí levemente la cabeza, para dejar de pensar en lo que no debería. - Todo bien. Gracias y... Hasta luego, Léo. Asentí y me giré para irme, sintiéndome cachonda y pensando que el alcohol me hacía sentir así, pero ya tenía suficientes problemas con los que lidiar y no necesitaba uno más. Era irresponsable conducir borracho, pero era lo que tenía y no estaba tan borracho. No pasó mucho tiempo hasta que llegué a casa y decidí que necesitaba ordenar mi vida. Me até el pelo en una cola de caballo y comencé a empacar cosas, pensando en dónde las llevaría. No había podido organizar un nuevo hogar mientras cuidaba a mi madre y al no tener dónde guardar sus cosas, me pareció sensato donarlo todo. Sería algo que ella querría que hiciera. Sa

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