Herederos, Kelly y Rodolfo
Ke
e suerte co
hermosa y bast
es lo único en lo qu
cuenta enseguida que no soy una simple chica
s novios, n
uede esperar de una chica q
n mi padre, por lo que tampoco usé esos viajes para conoce
penas lo vi, era el primo de una chica de mi
odría ser u
casi adrede, mi situación económica y h
no llevé mi auto, tampoco tenía sentid
cómo me movilizaba y le dije que
más expli
uto y la próxima vez que n
os una r
nas de más alto nivel socio económico de
incómodas, quería saber de qué trabajaba mi papá y
tante mal e
se iba
antaba, pero no estaba segura de
n, que se hiciera pasar por mi tía, le dije que iba
en cubrirme, le
a mi casa, com
vió a casa, él era un a
era bastante frío conmigo, hasta que descubrí que había comenzado
ala de su situación económica y creo qu
o y que comenzó a salir con ella, porque pretendía tener un mat
solíamos encontrarnos con nuestro grupo de amigos, cuando me
quería refregarme que estab
es s
ese
Fernando, si
s
conocía,
el que pedí, este lo dejo en la agencia,
sito, me molesta l
o te comp
a chica, con
a ver, es u
ejé r
zo en el mismo lugar, yo me estaba
ndo parecían sali
uí de
ciendo que se equivocó, que me extrañaba y que no podía vivir s
iones las programo sie
uedo a
ante el frío por lo que
calor…a la vu
decirle
interesado, solo por no
supongo que él no me gustaba tanto, aunque apenas lo vi me había
desespera t
puede ser que tenga razón, pero por
drían pensar quienes me rodeaban, pero lo que ahora me tenía muy mal, era que, sin co
n que se leía
ue era un auto para ciudad, pero no pen
ofreció mand
a ofrecer u
an que yo no
el hotel en donde lo ha
a y chaqueta sin mangas, abotonado hasta el inicio de mi
Francia, en el último vi
sandalias de taco alto, color
lí o si ese mismo día me iban a despojar de lo que más quería en mi vida, que eran esas tierras q
ta, se abrió en cuanto me acerqué, parecí
istinto, era una calle, ancha, en la q
a vent
árboles me inva
erdos llegaro
tar el momento, no sabía si i
hacer e
ía qu
stado frágil, ni siquiera quería que esos extraños y sobre t
algo normal,
a ese hombre
n lo que era mío, con
lado de varias camion
tenían tantos vehículos
me sentí de
esulta que Rodolfo tiene disponibl
estafada,
hasta donde yo sabía, mi padre y Romeo Ore
piel, que iba a esconder a cu
r la puert
ncipal y una en cada lateral, que cor
la entrada de l
omo lo recordaba, es evidente
todo, al menos las arcadas que d
era di
da señori
e en qué momento entró, se nota que m
prestar má
ñeme, p
ña y creo que, al menos hasta e
esconder mis emociones, aunque eran de sol y
ndiente a Romeo, o en est
lo, llegamos a una oficina, era amplia, se par
s, unidas y hechas en espejo, vendr
e había prestado at
tro mirad
o conocía, serían los abogados, el
ron los
renta ser u
nos
o, al
ías señor
como el abogado que siempre
on, uno era un escribano y otro se
s días
éndome con la mirada, pe
equipo de bufete de abogados,
cación tie
se la ext
y ovalada, esa mesa sí la recordaba, se acomodaron de forma
tido tenerlos puestos y ya estaba recuperada
í que estaba
uchar la lectura
lly Muller y el señor Rodolfo Orellana Coutol deben
con desconcierto
ises verdosos, cl
ré, pero sentí que sus ojos buscaban dentro mío, eso me
ra profunda
ncómoda que de