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A través del fuego

Capítulo 8 Viaje

Palabras:3196    |    Actualizado en: 29/01/2024

que voy a ver aquí en São Paulo. Este atardecer se siente como mi vida, se va huyendo callado y rápi

ue la magia de ese hermoso país se desvanezca, me llenó de temor, estaré lejos de mi pa

ación con David, no quiero sacar el demonio que lleva dentro, en un país d

ropa que Black a comprado para mi den

– escucho su vo

ia él, lo veo

acata la orden rápidamente, saca de la habita

s hora.–exti

tomando con

cos, a quién yo llamaba "el gorila", por su gran tamaño y

ón está listo.–

a de las puertas del coche,– s

de copiloto Marcos, en la parte de atrás sub

eva al aeropuerto, el interior del coche se encuentra en silencio nadie pronuncia ni una

o, las gotas de lluvia caen sin parar, mi cuerpo

antalla del móvil, solo se centran fijamente en mis ojos, su mirada fría, como la lluvia que azota sin p

esperanza, me hieren, me hacen llorar, me h

umpiendo el silencio que rein

nada, igual me vas a obligar a que viaje

o,–nada, ni nadie, y menos tú, imp

enetra en mi oído, y su aroma llena mis fosas nasales, siento la c

coche y él, La distancia que nos aleja es angosta; pero el magnate se aleja y me mira serio, vuelve a centrar la mirada en la pantalla de

s gotas de lluvia lo llenan todo, mi corazón late de angustia,

ncan mi vida, dejándome desnuda como los árboles en el inviern

la Stevan, apar

a.– y tu,–dice mirándome,– vienes conmigo.– agarra mi brazo, me obliga a salir del coche,

les en negro, en los asientos, y cabina se repite un símbolo, consiste

eros con mesas plegables, los asientos son divane

su camisa, dejando a la vista sus pectorales, Me siento en el primer asien

z es ronca. Black no dice nada, se sien

los que estamos aquí lleguemos salvos y sanos

digo n

lack llaman mi atención

rles.– rep

se es solo un viaje.– se acomoda en el asiento reclinado el

pegar,– habla el pil

e mis oídos se tapan debido a la presión, me siento ansiosa, temblorosa froto m

altura, se estabiliza y tod

en desabrochar sus cinturones si así

o cielo oscuro, lo que hace que mis nervios aume

qué es o mejor quién es, volteó para enc

ño fruncido.– tranquila, no es nada malo, solo te ayudará a co

minar hasta la cocina, después de unos s

me entrega el

íldora en mi lengua y la paso con agua.–gracias.–di

s ojos para aclarar la vista; pero no lo consigo, no tengo control de mi cuerpo, siento que algui

r?, ¿me drogas...– no puedo terminar la pregunta, no tengo

are a descansar...– escucho

cabeza, con movimientos delicados, su tacto me es familiar, finalmente

*

ominales, y Observo con más detalle los trazos de tinta de sus tatuajes, no son muchos, logró contar a simple vista cinco. Vuelvo la mirada a su rostro, su respiración y s calmada, su expresión tranquila y suave, se ve tan inofensivo, dormido parece un hombre totalmente diferente. Bajo la mirada a sus

ue ves?,– pregu

do nada.– resp

arece.– dice con un

i es lo que estas

.– dice c

vayas.– acerca sus labios a mi oído, con sus dedos acaricia suavemente mis hombros, sus tacto es muy extraño, no sé cómo describirlo.–Tu piel es muy suave,– susurra muy cerca de mi, mi respiración se torna pesada. Hunde su rostro en mi cuello e inhala hondo,– hueles m

ré cuando lle

as de viaje, es mejo

estoy bien así.–

us pantalones quedando solo en ropa interior. No puedo negarlo este hombre es muy guapo, su cuerpo es un e

la mirada fija en el suelo,– como puedes

señorita.–se dis

nto donde están puestos mis ojos, quedo pasmada cuando veo que se trata de su bóxer,– si la seño

nzada, cierro los ojos con fuerza

e antes. Después de unos segundos, lo escucho caminar, y luego

desnudo bajo la catarata de agua caliente, nunca antes había visto a un hombre desnudo. Intento caminar, huir de este lugar, pero no puedo mover ni un solo músculo, solo me quedó inmóvil, atónita, observando de arriba a bajo su figura masculina. Veo como los músculos de su espalda ancha se tensan cuando mueve sus brazos, me pierdo en sus fuertes piernas, y su culo respingado, no lo puedo creer, ¡

la bandeja dos platos con lo que parece ser el desayuno. Los dos hombres me observan sin qu

tines calor?.–

to a que es esa la razón por la que

alor,– afirmo fin

e acondicionado,– comenta, mientras pone

agitando mi mano, fi

laré la temperatura, y

tir encima las miradas de Stevan y Marcos. To

vuelvo mi rostro hacia ellos y los fulmino con mi mirada logrando que guarden silencio. Co

gunta Anni, vuelvo la mirada hacia ella, veo

e estaba demasiado frío, pero ¿qué más

e regala una

jo automáticamente la cabeza, no puedo evitar traer a mi cabeza imágenes de su cuerpo completamente mojado y desnudó. Levantó un poco la vista, lo veo acercarse con pasos lentos, finalmente se sienta frente a mí.– Hola.–

mi Ángel.– es

arrogancia,– ya te lo he dicho an

llamarte así, eres

lo veo desplegar la mesa que se enc

tazas y dos vas

es tomar?.–

llena el vaso hasta la mitad con el líquido naranja.– gracias.– d

quieres to

, por favor.– d

ana.– vierte el líquido oscuro hasta la mitad de

as gr

res az

sobres

– pone sobre la mesa lo

, revuelvo con una cuchara pequeña, mientras mantengo l

uelvo con el des

mis manos y doy u

lgo?.– pregun

de nada.– respo

e dicho mírame.– insiste, pongo la taza sobre la mes

tentado soste

e los platos sobre la mesa, son huevos,

s, Anni

uten.– sonríe

dice David toma

a hambre, como cada bocado sin tomar un respiro, ha

bre.– comen

buen a

, su barba espesa, sus cejas pobladas, sus pestañas, cada poro de su piel, el brillo natural de su rostro, y la profundidad que guarda en su

?.– pregunta lev

tos de kilómetros de altura, no quiero imaginar co

pregunta metiendo la mano

uiero est

es drog

me drogaste.– lo s

decir t

hacer adicta a una droga, es

no, son píldoras para dor

!, no quie

azos y vuelve su rostr

as, todos en absoluto

por favor abrochen todos sus cinturo

– llama

udes a Anni con las cosas, stevan

se

s. Siento como el corazón quiere salir de mi pecho, y todo mi cuerpo tiembla,–¡Dios

pase.– ignoro sus palabras. Finalmente después de pasar por

briendo los ojos, e intenta

ironía. Le doy una mirada fulmin

ale Stevan, dejándome a solas con Black. Una brisa

traes chaqueta?

be

ero negro que tiene en su bolsa de mano, me la

– digo co

iento y salimos del avión.– conociendo bien a

ómo sería la hermana de Black, ¿ser

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