icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

Sentimientos y Dinero

Capítulo 2 Aquela mujer

Palabras:1395    |    Actualizado en: 22/12/2023

res responsable de las facturas de

rario, deberían pensar en una maner

uí volverás a ir a la universidad. - N

o aceptaría una niñera para sus hijos

ijo con una sonrisita traviesa. - A de

ella quiere lo mejor para ti y tus

agar las cuentas y ya. Ella no pued

un bebé, mi futuro es muy lejano. -

maleta. - Aprendí a vivir el día

e apartó para mirarla como si quisie

que acaba de divorciarse. - come

que la hizo reír. Medio minuto des

nuevo cerca de ella. Todo lo que pr

s vibraciones. Y sólo ahora, despué

Senti tu falta. - fue sincero. Vio lo

uí, pero no tenía excusa para usarl

la con el dorso de la mano mientras

e los que preocuparse. Y con cada ni

que ella te quiere mucho, Manu. S

esponsabilidad que debería ser sólo

e, tener citas, estudiar, hacer planes

a, de lo contrario todos morirán d

– trató de justifcar el comportam

violencia, simplemente me dejaban

ón de sus padres. -Yo hago mi parte, tía. Mis hermanos aún son niño

ora necesitas llenar tu estómago

arra en el camino. - A decir verda

spesa. La tía se llevó la mano a la

un poco enfermo. - intentó conten

io del viaje. - Por eso no empezará

tarse a la rutina de la fnca. - ¿Está de acuerdo el señor Leonardi? - P

laró mostrando cariño a su jefe. M

or sus músculos. Era una sensación

al suelo. No quería que ella pensar

jo algo para tapar el gesto. -Ahora

o, alejándose para mirarla, añadió:

, quiero que descanse para la reunión de mañana con el señor Leonardi.

contró su maleta sobre la cama, dond

n en tonos beige y marrón, la alfo

tación reservada para invitados, no

l mismo tono degradado. Se dirigió

erta de doble cristal, que daba acc

lo era de cerámica y la barandilla

conjunto de sofás de yute, los asien

, el área de la piscina olímpica, las distintas mesas con toldos lum

s farolas coloniales repartidas por

trellas parecían a punto de caer so

antes. Manuela nunca había visto

sobre su pecho, llena de un sent

n. Era increíble cómo todo lo que e

su carácter retraído de quien nunca

cina, bajó la vista e, instintivament

ortina de verduras, vio al hombre ve

vaso de bebida medio vacío. Su cabel

ta. Y, cuando se detuvo bajo la lám

da, su barba de varios días mostrab

rgullosa. Lo correcto fue regresar a

a cada vez más dolor, en todo el cu

hombre que despertaba su atención

rdi. Por lo que sabía, el granjero

entras admiraba las aguas azules de

, bebiendo todo el líquido del vaso de un trago y por el color pensó que e

iva al verlo desnudo, completamente

s, la cintura estrecha y la esp

a y se zambulló de cabeza, apenas salpicando el agua. ¡Ahora vuelve a l

en sincronía, sin prisas, como un n

e y se hundió por completo en una

do resurgió, nadó durante ot

Obtenga su bonus en la App

Abrir