Las llamas de la venganza
amos unos meses para poder pensar las cosas, que quizás nos habíamos apresurado mucho con esto de la boda y,
pude encontrarte. -mencionó mi amiga
nera que se diese cuenta de que descubrí su acción y luego la miré de manera burlona-. ¿Qué estabas pens
í era conocido para ambas. -agregó esbozando una sonrisa y encogiénd
quiera recuerdo su nombre. -mencioné cambiando mi sem
evamente algo impresionada-. No t
-. Era tan misterioso... me llevó a comprar la píldora y luego a mi casa, estuve todo el bendito día tr
n compartía con Dante, las primeras semanas de nuestra ruptura fueron enserio tensas, el ambiente
l compromiso, al menos cómo pantalla frente a sus padres y los míos, no quería averiguar lo que pasaría si llegase
que desde primer año asistíamos a todas las clases juntos, mi amiga y mi exnovio no se llevaban para nada bien desde que nos conocemos, pero habían hech
Quién eres? ¿Quién será ese misterioso extraño con el cual amanecí? ¿Recordaré
pe cuál era su emergencia. A veces la envidio, pero de buena fe, me gustaría sent
uego. -comenté esbozando una tenu
a, pude percatarme que alguien la esperaba en una moto, seguramente se trataba del mismo chico del sábado, me
omar apuntes de lo que fuese que el maestro dijese. Al salir me encontré con Dante y con Ignacio en
e mí, pero no hice caso, solo traté de esc
enía en pedazos, Dante había arruinado mi estabilidad emocional con aquel m
scando? Caminé más rápido en su dirección, cuando estaba a una distancia prudente intenté hablar, pero el nudo en mi garg
exandra! ¡Dime si alguien intentó lastimarte y barreré todas las calles de aquí hasta encontrarlo! -agregó co
brazarme, pero no lo hizo, simplemente esperó a que yo me enco
con el nudo en mi garganta y con estas
ectamente a los ojos, su ceño fruncido lo hacía ver m
te y porqué había decidido suspender el maldito compromiso que a final de cuentas siempre fue una farsa, pero q
? ¿Será que el clima sabe cómo me siento y trata de que todas las personas se sientan melancólicas en un intento de decirme que
diese decírmelo de nuevo, sonreí por ese pensamiento, una sonrisa leve, con ojos de pena y mirada lejana, ¡Cómo no rec
e hombre que estaba pegado a mí se encargase de reponer todo el c
mi acompañante y él solo sonrió de manera burlona y miró al frente, vay
tio cualquiera cómo ese. -mencionó