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Ella Es Mí Mussa

Capítulo 4 Capitulo 4

Palabras:3233    |    Actualizado en: 27/10/2023

N

presentaciones y lord Rothvale, tan guapo y sombrío como siempre, aseguró a sus tíos que si el clima empeoraba, la llevarían a sal

ada? —pr

cabeza, incapaz de f

Imogene? Es la única de nosotros q

nme. —Tiró de las

a de rocas que el tiempo había erosionado lo suficiente como para que los caballos pudieran subirla. Más allá, se e

s piedras que los formaban. Sin embargo, incluso la ruina era hermosa, a pesar de ser invierno. Más allá de las murallas, las ovejas salpicaban la ladera, pastoreando, y recordó la primera vez que lo vi

dedor cuando lord Rothva

lo enc

bía rescatado el día de su llegada; al ver aq

punto donde un arroyo serpenteaba entre las ro

sentía tan segura como

enía que hacerlo. No podía deja

eres una

nada que no hubiera hecho si estu

campo? Le aseguro que no lo es. No

ocurre

o haya pasado el tiempo

ó una ceja al tiempo q

vida. La mayoría de los hombres se limitaban a conversar con las damas como dictaba la sociedad, mostrando poco interés por su persona o sus pensamientos. Sin emba

l Parlamento. Supe desde muy joven que estar al aire libre es preferible a permanecer encerrada en casa. Allí, siempre monté con frecuencia, y también practiqué mi puntería. Encuentro que la habili

llegué a Shelburne no he ten

ó la repentina necesidad

dice con tanta modestia. Sus palabras son más propias de Artemisa, la diosa de la

a joven. Escribo un diario. También leo mucho. — «Algo que usted ya sabe»—. Mi madre estuvo enferma mucho tiempo, y mi hermana y yo la cuidábamos con frecuencia. Sentíamos un profundo afecto por ella y n

instinto, lo que era una suerte para él, porqu

a más bien como si la guiara hacia dónde ella quería ir. Cuando estaba con él, podía hablar con libertad, no sentía una urge

as de sus preguntas, por lo que sería justo qu

es — respondió él a la ligera, aparentemente satisfecho de que

Everley, se refirió a uste

y me gustaría

na ceja ant

pregunta. Le garantizo que

de casa durante mucho tiempo. El año pasado lo pasé

en, Donadea, nuestra propiedad en Irlanda, pasó a las manos de m

resulta un lu

anecí allí más tiempo del

llegado el momento de regresar a Inglaterra, a hacerme cargo de mis responsabilidades aquí. Mi fami

e menos

ya sabe: hadas, elfos, brownies y otras criaturas. —Él la miró con cara inexp

lo que he oído son muy traviesos

en el que se pudiera confiar. To

malo, esparciendo cuentos sobre lo

s y se rio de ella. Aquel so

na belleza mágica que te en

abras la incluían de alguna forma—. Aunque estoy feliz de estar aquí, en Inglaterra, había llegad

del día, de rep

dad? ¿Era Graham el apellido de

ición familiar. Por suerte, mi madre no se apelli

in contenerse. Con lord Ro

tuvo la expresión seria a pesar de que quería dejarse caer en la hierba

es irlandés, ¿lo sabía? Significa «última hija». Y compa

uería hablar

ua usanza —comentó mirand

? —Se arrepintió al mo

una grosería por

cogió de

rlanda es muy diferente de Inglaterra, más simple, menos compli

y observó que aparecía un surco en su frente antes d

ta que lleve e

lo deje así. —Ell

vívidos sueños, sentía que era el destino lo que le

a pre

ar su herencia en todos los sen

incluso pa

lla en ese papel. Sin embargo, necesitaba estar seguro. Seguro de sus sentimientos. No podía compartir nada

nterés, ya que en cada uno podía encontrar lo

reflexiones cuando detuvieron sus caballos junto a

—gritó Colin apuntando h

a ll

la vista hacia las nubes.

e lanzaba una venganza. Llegó acompañada de un sonido be

aos para mojaros! —gritó Graham mientras

como si que el agua corriera por su rostro fuera lo de menos. Que le ocurriera todo eso estando con ella le conmovía. Era

onoció ella con

n. Imogene era hermosa incluso galopando bajo la lluvia, recorrien

ncanta vivir

rt. No quedaba demasiado lejos y llegaron muy pronto, encaminándose directamente a las cuadras para escapar de la lluvia. Graham saltó de Triton y se acercó para ayudarla a desmontar,

ando sus pies tocaron el suelo. Respiraba con dificultad por el

da en mucho tiempo. Ja

hipnotizado otra vez. Incl

ío? —Logró

más m

iciosa curva de sus pechos, perfectos, preciosos y notablemente fríos. Lo que daría él por tener su boca en

ios me

sacudió

a. —La vio tragar aire, todavía

No podía evitarlo. Sus dedos siguieron moviéndose, como si tuvieran voluntad propia y dibujaron la línea de su rostro, la longitu

a, no hay ninguna muje

lla respuesta a su contacto. Ella

rd. Me resulta signifi

er a cabalgar si e

ndió ella, mov

ondres. —La observ

ció el ceño antes de que p

que no quería

rla. Quiero reunirme con usted, formalmente. —Ella no reaccionó de inmediato, pero sus ojos brillaban—. ¿Entiende lo que estoy proponiéndole? —Imogene asintió—. Dígamelo, por favor. Nec

ños brillaron al encontrarse con los suyos y él quiso grabar ese instante. La

ndola. La rozó con la lengua, recreándose demasiado tiempo para que resultara correcto. Se moría por tocarla, pero también quería ver cómo reaccionaría a él. Imo

ntira. No era pesar lo que sentía

la cabeza m

nos días, milord, y buena suerte en su viaje. —S

servó mientras se daba la v

sa? Tienes que corte

Dios, había

staba siendo abrumado de forma implacable por una belle

empo. Poco después, pero aún no. Se

tra vez a su mente, sabiendo que se había tomado una libertad para asegurarse, pero sabía que ella también se sentía afectada por él, en el buen sentido. Su jadeo había sido de pasión, no de temor. Ella sen

asustado. Lo sabría

na parte. El monstruo se rio una vez más, de todo el mundo. Su madre, vestida con ropa de mo

a, hijo! —imploraba su ma

as otra razón,

ntó al m

rmenta? ¿Por qué

se rio de

a la familia, hijo! —gritó

ada más. No es necesar

—gritó al

espertó de repente de su pesadilla,

ón que lucía mientras jadeaba contra el cabecero. No era e

evaría demasiado tiempo y bien sabía Dios que necesitaba una liberación. No podía salir y buscarla en un burdel, y tampoco le satisfaría. No se veía capaz hace hacerlo. Los días de prostíbulos y fulanas habían terminado. Ahora

derramó sobre la mano. El olor a almizcle de su semen inundó sus fosas nasales al tiempo que las imágenes de ella

dulces muslos, hacerla alcanzar el place

los dientes rectos que debía agradecer a su madre, y deseó poder cambiar el pasado. Lo ansió con todo su corazón pero, una vez más, la «necesidad»

empo lograr dormirse. Pero cuando por fin lo c

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