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El idilio de la mariposa

Capítulo 5 ¿Quién eres

Palabras:1562    |    Actualizado en: 03/10/2023

rde. Los segundos, se le hicieron una eternidad, hasta que por fin se cambió de color. Sí, aunque no fuera con n

con preocupación-. No e

preguntó Howard, sin enten

eso era la novedad, ya que desde que su madre se la dio, siempre

Lo siento -dijo Howard, pasando cerca a su hermana-. Nuestra madre te espera. Quiere saber el re

de su alma. Todos los males y las adversidades, se le habían juntado en solo día. Esa era su pulsera de la suerte. ¿Qué es lo que haría? ¿Dónde podía conseguir tanto

a compañía minera. No era tan alto, como un rascacielos, si no, que se extendía a lo anch

ero, quien tenía los lentes y había cargado el maletín con el dinero, Jareth Davies. Estaba a

los demás, al unísono, mientras rea

había nada de buenos, sabiendo que se había retrasado por un

h, con una sonrisa astuta-. Si tomamos las escalera

que esperab

de sus empleados. Sin necesidad de ordenárselo, era él quien siempr

s dos restantes, que habían solicitado la dama de compañía. Eran amigos del círculo social, pero rivales por el dominio de la compañía.

cia para él, y mucho más, si no había tenido que hacer nada. Sabía que era muy estricto y puntual; eso era una señal, de que iba por buen camino. Las jugadas maestras llevaban tiempo de preparación y hasta años de espera. Todavía estaba joven, no

e forma servicial, con una

licidad a Jareth, en tanto levantab

-. Tenemos que preparar la celebrac

Toda la atención de los socios e inversionistas, se posaron

comienzo a la reunión-. Director Drews. -Saludó a su padre, quien se encontraba

su puesto y Jareth se

las hacía con voz diestra, dominio sobre hombres que eran mayor y más experimentad

hora es tu turno, Hadriel. -Hizo una seña con su mano, para que ella le entregara un contrato-. Firmaré el poder, para ceder mis acciones a mi hijo. Él se es

r nada, más que aceptar su derrota ante la increíble habilidad e inteligencia del hijo de Harvey. La compañía estaba dividida en dos bandos, en los cuales

de que no podría verse involucrado en ninguna polémica o escándalo público, de pequeña, mediana o gran escala. Esto es porque la empresa no sería bien vista, si su mayor dirigente protagonizaba algún acto boc

nversionistas, socios y miembros de la jun

el doctor. No había evidencia de llanto en su bello rostro

Tenía treinta y seis años, y era un diestro y confiabl

su madre. Por lo que sus conversaciones, solo eran específicas de los síntomas, alimentos y medicamentos, que debía darle. Si él se lo hubiera propuesta, era seguro que hubiera aceptado. Pudieron haber

en, con voz neutra-. No, hasta que yo consiga el din

rio y comprensivo-. Sí, es lo que has d

o nunca llegaron a ser más nada. Volvió al cuarto de su madre, Dahlia Harper; llevaban el apellido de su amada madre, y n

adre moría, ella también lo haría. ¿Dónde estaban los príncipes, cuando la princesa más lo necesitaban? Aunque, no era un miembro de la realeza, más bien, era la cenicienta. Pero, hasta ella, había encontrado a su héroe. Aunque, por su edad, lo que debía encontrar, era a un

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1 Capítulo 1 Prefacio: El edén escarlata2 Capítulo 2 Los requisitos3 Capítulo 3 El incidente4 Capítulo 4 Encuentro predestinado5 Capítulo 5 ¿Quién eres 6 Capítulo 6 Envidia y maldad7 Capítulo 7 Mundos opuestos8 Capítulo 8 La candidata ideal9 Capítulo 9 Confirmación de la pureza10 Capítulo 10 La propuesta de la Madame11 Capítulo 11 La graduación12 Capítulo 12 Yo soy su mariposa13 Capítulo 13 La metamorfosis14 Capítulo 14 La interrupción15 Capítulo 15 La discusión16 Capítulo 16 Empezar de nuevo17 Capítulo 17 Un nuevo querer18 Capítulo 18 El consentimiento19 Capítulo 19 Los besos20 Capítulo 20 Las caricias21 Capítulo 21 Nueva experiencia22 Capítulo 22 Los roles23 Capítulo 23 La llovizna24 Capítulo 24 El temblor25 Capítulo 25 La ducha26 Capítulo 26 Los sueños27 Capítulo 27 Desborde de placer28 Capítulo 28 El despertar29 Capítulo 29 La vista30 Capítulo 30 El último acto31 Capítulo 31 La despedida32 Capítulo 32 Reflexiones de Hellen33 Capítulo 33 Reflexiones de Hadriel34 Capítulo 34 Las manchas35 Capítulo 35 La prisionera36 Capítulo 36 La estratagema37 Capítulo 37 La espera38 Capítulo 38 Continuar el camino39 Capítulo 39 La resolución de Jareth40 Capítulo 40 El accidente41 Capítulo 41 La multitud42 Capítulo 42 Un vaso de café43 Capítulo 43 La confesión44 Capítulo 44 El que tiene el poder45 Capítulo 45 El viaje46 Capítulo 46 El despegue47 Capítulo 47 El avión48 Capítulo 48 El semáforo49 Capítulo 49 La esperanza50 Capítulo 50 A la inversa51 Capítulo 51 Sin máscaras52 Capítulo 52 Los nombres53 Capítulo 53 Lo inesperado54 Capítulo 54 Lo que nos une55 Capítulo 55 Los síntomas56 Capítulo 56 El ángel57 Capítulo 57 La noticia58 Capítulo 58 El padre59 Capítulo 59 El motivo60 Capítulo 60 La declaración61 Capítulo 61 La bendición62 Capítulo 62 La explicación63 Capítulo 63 El tacto64 Capítulo 64 El contrato65 Capítulo 65 Los preparativos66 Capítulo 66 La proximidad67 Capítulo 67 El rubor68 Capítulo 68 Despedida de solteros69 Capítulo 69 Los pensamientos70 Capítulo 70 La partida71 Capítulo 71 El novio72 Capítulo 72 La novia73 Capítulo 73 La boda74 Capítulo 74 La recepción75 Capítulo 75 La princesa76 Capítulo 76 Noche de bodas77 Capítulo 77 El amanecer78 Capítulo 78 Lo inevitable79 Capítulo 79 El retorno80 Capítulo 80 Reunión ejecutiva81 Capítulo 81 La votación82 Capítulo 82 Epílogo: El abrazo83 Capítulo 83 Prefacio: La sorpresa84 Capítulo 84 Primer trimestre85 Capítulo 85 El diagnóstico86 Capítulo 86 El sentir87 Capítulo 87 La comodidad88 Capítulo 88 La fuente89 Capítulo 89 La espera90 Capítulo 90 La urgencia91 Capítulo 91 La perdida92 Capítulo 92 El dolor93 Capítulo 93 La despedida94 Capítulo 94 La sanación95 Capítulo 95 La visita96 Capítulo 96 El cariño97 Capítulo 97 La necesidad98 Capítulo 98 La caída99 Capítulo 99 El magnetismo100 Capítulo 100 La tensión