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El idilio de la mariposa

Capítulo 6 Envidia y maldad

Palabras:1199    |    Actualizado en: 03/10/2023

escuchar el susurro de su hija, pero

ellen, disimulando su int

smo de la mariposa, mientras sostenía en sus manos la pulsera trenzada que había encontrado

fosis -dijo Hadriel, para sí mismo. Su semblante estaba ll

efrescó su garganta. Ganarse la lotería, era muy poco probable. Necesitaba algo que fuera contundente y que dejara grandes ganancias. Suspiró, sin ánimo. A su cabeza no se venía ninguna idea,

sus exámenes. Quizás, le estaba ocultado la gravedad de su enfermedad, pero era ella quien la tenía, y se sentía mal, como si cada día que pasara, estuvi

ón le recorrió el cuerpo, como si todos sus sentidos le hubieran dado una

hlia-. Todo está bien. Mi preocupación es por pagar el último semestre de Adam

tan los favores. Pero, si es por mis hijos, tendré que hacer

jado algunos años la mansión de ella, pero era muy estricta y el trabajo la dejaba muy agotada. "Mi cenicienta", así le decía de cariño. Era rica, pero tacaña y vanidosa. No

medio de su martirio, había aparecido una opción, aunque no fuera

, se recreaban en sus pensamientos. No había visto una mirada tan vacía y perdida, como esa. Era como si no hubiera estado consciente de lo que sucedía. ¿Podría ella estar necesitando ayuda en algo? Sí, eso era lo más pr

rio. Sus miradas se cruzaron, como la de dos lobos alfas, que apenas se soportaban. Eran compañeros de tr

Hadriel-. Sin duda, te has ganado tu lugar en la junta directiva

ían tomado la iniciativa, para otorgarle buenos deseos. Por más que tratara de no pensar mal, no podía dejar de hacerlo. Estaban en una zona de casa, en la que, en cualquier descuido, saltaría

eguntó Hadriel,

ca. Sabía, con exactitud, la fecha, la hora y el lugar, hasta cada uno de los compañeros, con lo que

saber? -comentó Hadrie

honorable de mi parte, que mi director vaya a tomar grado,

bría gran diferencia en decirle o no. Así, que, no

adriel siguió explicándol

oriándose por su futuro detalle. Ese mismo día, comenzaría la caída de H

el, con voz arrogante-. Pocas c

ia atrás, mientras seg

thur, confiando en que la madame podría conseguir a u

con expresión severa y rígida-. Ac

una sonrisa en su cara. Al darse la vuelta, endur

entoso automóvil de color gris. Abrió la puerta y se acomodó al lado de Máximo Walke

irando de forma agitada-. Se cree

ito-. Los Dessert, caerán. Solo debemos esperar un poco

maldad y astucia-. La destrucció

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