ENTRE EL AMOR Y EL ODIO..
más fuerte disponible. Alex permanece inmóvil, sin siquiera mirar a su lado. Decidida a disfrutar la noche y olvidar por unas horas todo lo que habí
n whisky durante tanto tiempo, es po
aciendo? – Le pregunta é
ti. – Alex finalmente la mira, fijando sus ojos en ella durante varios segun
as devolverme la bebida que acabas de tomar. – Él le pide un
os modos, disculpa por haberme
eba saber? Para mí, ser grosero es compo
l silencio, contemplando su bebida. Su teléfono suena, interrumpiendo sus pensamiento
eres? – Le pregu
que aparecieras ayer. Después de todo, también t
esta conversación? No tengo el menor interés en esa empresa. De
te y la estamos gestionando bien. Tu hermano
partir nada con esta familia. ¿Por qué simplemente no pueden dejarme en paz? – Él continúa pidiéndole al barman que vuelva a llena
Mis negocios van muy bien. Soy tu padre, me preocupo por ti y me gustaría que estuviéramos pr
motivada por el interés, porque sabes cuán lucrativo es tenerme a tu lado en lugar de simplemente ignorarme. – Christian guarda silencio, porque en el f
lo atractivo que es. Observa cada detalle del hombre sentado en la barra: pelo oscuro, ojos azules, alta estatura y una apariencia que sugiere un cuerpo bien cuidado bajo el traje. Su postura es impecable. Ambos siguen sumidos en sus pensamientos, y después de varias copas, Alex vuelve a mirar los mensajes y fo
a una de las mesas en un rincón del bar. Rebecca se queda quieta por un momento, mira hacia atrás y
vestido. Él nota cada detalle de ella, como si estuviera grabando su imagen en su mente. Rebecca es una mujer atractiva, con cabello largo y liso, ojos ve
allan Sherry Oak. Y usted, señorita, ¿qué le
al camarero. Ambos permanecen en silencio, intercambiando miradas, has
ás aquí? – Pregunta Alex
fica para estar aquí. Solo qui
eras divertirte, estarías con tus amigas. Las mujeres no s
bebiendo? ¿Es porque estás en desacuerdo con la familia y estás desquitando tu enojo con desc
nunca conocí a una mujer tan audaz como tú. Y a ti, ¿te falta autoestima para estar senta
ima vez usaré tapones en los oídos. Tal vez mi vida sea monótona después de todo, tienes razón. ¿Por qué no habría d
ando trato con jóvenes idiotas como tú. Apuesto a que eres aún más patética cuando estás sobria y no puedes esconderte detrás del al
hotel, solo, pero eres demasiado bueno para que cualqu
señorita. ¿Por qu
s a lo que me refiero. De nada sirve tener una cara bonita si tienes algo muy pequeño que ofre
scubrir si lo que dicen es cierto, si no estuvieras ebri
noche, señor. – Se levanta y regresa