La favorita del profesor.
d ese justo momento en
color miel se encontraron con
que su vida había ca
a comenzaba una nueva aventura, lo recordaba como si fuera ayer, el miedo corriendo por sus venas guiado por su sangre acelerada al igual que los latidos de s
siempre le había jugado en contra, colmando su vida de adversidades; como si e
niversidades más prestigiosas del país y aún pesa a sus negativas de continuar con sus estudios, su hermano mayor le había insisnte prácticamente toda su vida a pesar de no tener que hac
optar, hasta que cuando ella tenía tan solo 12 años escaparon y desde entonces él se había hecho cargo de ella, la
to, a una vida sin amor, sin cariño, sin atención, sin esperanzas y por él habí
y gracias a él conoció a quien se con
enía la oportunidad de ingresar a una universidad tan importante donde no encajaba en lo absoluto?, no lo sabía y muchos menos lo lo
suelo y todas las libretas que llevaba entre sus brazos quedaron repartidas por el suelo, escucho un s
e extendió frente a ella, la tomo sin prestar mucha atención
ronto sintió que se quedaba sin aliento, que las palabras se rehusaban a salir de su boca de un momento a otro y todo por haberse topado con los más hermosos o
, su cabello negro un tanto largo con algunos mechones en punta, ella podía observar como pasaba su mano por ellos en un intento de que esos mecho
a, era elegante pero con un aspecto un tanto relajado; era alto ,muc
eguro el hombre antes de agacharse a recoger las pertenencias de la chica
undos al hacerlo, sus mejillas de inmediato adoptaron un leve sonrojo, mientras ella giraba la cabeza hacía la derecha
or miel enmarcados por dos espesas hileras de largas pestañas que parecían revolotear cada vez que ella abría y cerraba los ojos con
ra ser contemplada a plenitud, poseía un semblante inocente que se acentu
orita - y retomar su marcha, tenía muchos asuntos que atender y no podía seguir perdiendo el tiempo contemplando a
sentir, ¿Quién era ese hombre?, giró para observarlo, con la esperanza de que
giró en su lugar para ver cómo la señorita retomaba su camino. No pudo evitar que una leve sonrisa se d
uentro, 4 años desde que ella albergaba esos sen
e tormenta; había resultado ser uno de sus profesores y en ese momento, cuando estaba reunidos en el salón y lo vio entrar prese
dose a los del otro por largos minutos, nada de eso importaba porque él era su profesor y ella era su alumna, y por ello nunca podría existir nada
marse con esos momentos fugaces en los que sus miradas se encontraban, en los que sus
ofesor que hacía temblar a todos, él era ese hombre que robaba suspiros colectivos pero que solo dedicaba mirad
ecía día a día pero que se marchitaba de a
orrespondería a sus sentimientos?, ¿Por qué el amor más puro y sincero que había se
ta se rehusaba a perecer, aún así cada día despertaba con esa llama de esperanza naciendo en su int
se pequeño brillo en esa mirada color miel, 4 años viendola temblar ante su presencia, 4 años de aparente indiferente en los que no podía evitar verla siempre sentada en primera fila muy cerca de
aunque tuviera la certeza de que era él y supiera dónde encontrarlo jamás podría disfrutar; porque por alguna razón, quizás por caprichos del destino, su amor había nacido en solo un instante y había sido condenado a perecer o al menos a