De Monja A Mafiosa
le el día a los niños. De vez en cuando, llevábamos las fiestas de cumpleaños, ya que muchos de ellos no tenían una fecha de nacimiento, así que le creábamos un día de
ellos no saben si tienen familiares, quizá un tío, hermanos, primos, y si llegaran a tener
te a mi hermana de sangre, ella no tiene ni idea de quién soy, y es que yo tampoco sé cómo explicarle o
Gabriel Hikari..., y me encuentro c
eres de esas mujeres de la vida alegre que se apa
tentes del sepelio había amigas de mi padre que eran co
aún con su seriedad, levanta una ceja como si intentara entenderme-. Primero, voy a
impresionada e interesada
viosa, siento que empiezo a tensionarme-. Este docum
le entrego el documento y
unciendo el ceño y sacudien
... Aquí dice que... Gabriel Hikari es.
n intimidante me tiene al bo
oduce vapor y consternación, veo su rostro y pued
.. dices s
h!,
en un lugar más cá
¡
a entrada de la mansión, y luego de abrir
e tiene el retrato de mi padre, realmente se ve muy alegre en esa fo
te largo y muy alto, ella se para frente a una puerta, la abre y, al invitarme a entrar, me permite co
egurar que son muy cómodos, un solo cojín de estos podría valer más que todo el equ
den beber licor, p
go saca una botella de licor, no estoy segura de lo que sea, pero lo ha servido en
ía de su sepelio. Tienes valor. -Ella se sienta en el sofá que tengo enfrente, cruza
lo de su muerte; yo solo he venido para co
Estamos hablando de
que todos esos millones, así que se lo dejé claro, despué
taré esa
mina hacia una pequeña nevera
e puedo ofrecer
istes, está bien -le
juguito con pajilla, se
s que toma mi p
de seguro que mis ojos están brillando de la e
ños -responde mientras se sie
ro es una
a y se convierte en el peor de los huracanes -dice
dar mi segundo sorbo del juguito, le hago u
, por ahora soy la hija mayor de Gabriel -después de darme su no
¡
a te haré firmar un documento donde declares
arece
delgado, barba decente y poco pronunciada, ojos y cabellos castaños, podría tener unos ve
, no sabía que
e -lo llama golpeando el
unta mientras me obs
jer dice ser n
estra madre
s hija de la vieja. Dice se
-Ermac me voltea a ve
, estoy escuchándolos en modo Gasparín, y es muy incómodo-. Pero ella di
mismo me encargaré de ha
parece p
a poner más nerviosa. Delancis se ha levantado del sofá para parars
s podrían demorar unos cuatros días, pero, como somos Hikari, podrí
¡
De seguro ella no usa maletas en sus viajes, debe tener ropa guardada en cada r
e no tienes
que no. -Yo aquí, sintié
spués. Por ahora, puedes quedarte aquí
, y ella enseguida me sonríe con esa misma amabilidad,
que le prepare una h
s no está. De rep
onde enterrar el sable... Ese sátiro
do esa palabra, debe ser algún
¿quién es Alexi
iamos todo a él; no es un Hikari, pero lo consideramos como un hermano porque cr
los sirvientes que suba las c
levan a la habitación y me
como
cosas al despacho de papá. Er
la
egar a una anciana muy estrambótica, y... ¡Oh, por Dios!, cria
la vida alegre! -la anciana está regañándolo y no comp
... es solo
cupe, soy bien seria -respondo con seriedad y con mucho resp
regunta Delancis, aún entre risas-
la gracia... Bueno, eso no
queñita le gri
mamá!... ¿Cómo t
se ve muy enojada y tiene los ojos encima
SE HA TOMADO
palabras que salen d
o eso no le impide a la niña saltar
itar, es que esta niña tiene mucha fuerz
s trata de liberar mi cabello de
es carcajadas mientras
repelente de zorras. -La anciana
ella no es el tuyo, ese es de ella -Ermac, en algún momento d
toda su atención sobre el jugo de
cias,
y luego se va corriendo por el largo pasillo; no sé
Lamento lo que te hizo mi hi
satanás?... ¡Dios santo! -la cuestiono molesta mientras me voy levantand
a a pasar, lo lamento -Del
lero esto, hija! -la anciana me mira con ojos saltones. Podría jurar que mínimo se ha tirado encima una
l drama -Delancis se exa