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De Monja A Mafiosa

De Monja A Mafiosa

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Capítulo 1 El chico de mi perdición

Palabras:2110    |    Actualizado en: 20/07/2023

a? Si estás en el lugar incorrecto, en el momento incorrecto y con la

rincipal del monasterio, junto a la mujer que me crio y me enseñó todo lo que soy, me mira con cara de «qué decepción

na hora, antes de que mi

hos de varios conventos y capillas que conforman el monasterio. Algunas monjas, con pala en mano, se encuentran abriendo camino sobre toda la gruesa capa de nieve que reposa en las calles aledañas a

mbre, me visto con una túnica gruesa que cubre hasta mis pies, enrollo en mi cuello una suave bufanda de lana y me pon

calentarse en esta noche tan fría, es una lástima que esté prohibido el acceso; por lo que entendí de las demás monjas, ese lugar está en mantenimiento, creo que lo van a remodelar. Confieso que la pri

que doy sobre la nieve es un peligro a ser descubierta, no solo por las huellas que voy dejando, sino también por el

que l

cara es m

o reír—. ¡Y su cuer

dices de

char sus c

onroje,

or lo que entiendo, viene envuelta en un llamativo paquete. Lo que no entiendo es el por qué tendría que sonrojarse S

su interior. Una vez confirmado que la entrada principal está segura, procedo a abrir la única ventana que no tiene seguro, aunque no sin dificultades. Esto

é a este convento en mi primer día de vida, me dejaron frente al gran portón del monasterio entre sabanas húmedas y sucias, supongo que mi madre biológica no me quería en su vida, no tengo información de ella ni de mi padre.

lugar, la luz de la luna atraviesa el cristalino techado y le hace compañía a una decoración que produce cier

l estaque e introduzco mi pie derecho para probar la temperatura y, como siempre, está perfecto; así que entro por completo a las cálidas aguas y me acomodo sobre

Ness. Sin embargo, lejos de tratarse de una criatura mitológica, es un hombre de alrededor de treinta y cinco años, con cabello negro, ojos de un penetrante verde oliva y pestañas largas. Hay un detalle imp

estar aquí —murmura en un tono gélido, su

un par de preguntas: ¿Qué hace este señor aquí, en mi lugar

í, logrando que mi cuerpo em

quí? —su voz fluye con la armon

. En mi cabeza todo empie

—cuestiona con una mezcl

l señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las

sobre una de las rocas que está hundida en el agua, justo a un la

iéndome qué haces aquí —dice mientras recuesta su espalda sobre las rocas

en llega a verme junto a e

ada de este hombre, tengo una gran incertidumbre, una

vés del agua, ¿algo que quieras apreciar?

disparada como una bala

a algo más; sin embargo, no puedo, es que estoy en med

mis pechos, los cuales pueden contemplarse translucidos debi

un instante, su rostro se ilumina con una súbita sonr

de las monjas del

ndo en un tono t

mis trabajadores olvidaron, y me sorprendió lo increíble que luce este lugar bajo la luna —se sonríe maravil

nsificarse en su siluet

estoy completament

veces y a la mayor

sin una pisca de vergü

de manera deses

ne un cuerpo muy hermoso, lástima que no lo pueda usar.

aclaro de form

. ¿Cómo puedes desperdi

esto, es una falta de respeto

mi pie resbala sobre una roca limosa q

, cu

rme, siento como la mano de aquel hombre me apaña y aprieta uno de mis senos; estoy conscien

vidad y la frialdad de su mano, sus dedos largos... ¡Oh, Santo! Pareciera tener el poder de drenar mi energía y debilitar mi cuerpo, de suprimir la fue

cuello. Percibo como su pecho baja

ndo todo lo contrario: presiono la suya contra mi cuerpo, como si le permitiera seguir adelante, y él eso entiende. Continúa jugueteando, y lo hace con sus dedo

bería esta

estar en est

Me agarra de las manos y las posa sobre sus caderas, y ahí las dejo. Sus manos sobre mis caderas y su aliento sobre mis mejillas, desciende por todo mi cuello, navega sobre mi clavícula y llega hasta la desembocadura de mis pechos; de repe

ver con ellos, nunca los vi con los ojos que están mirando a este señor. Su rostro varonil y elegante son de admirar, sin mencionar lo

a de la puerta, en menos de tres segundo la puerta del b

utah, la monja que me crió. Ella me ve con ojos exaltado

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1 Capítulo 1 El chico de mi perdición2 Capítulo 2 Expulsada del monasterio3 Capítulo 3 Llegando a conocer a mi padre4 Capítulo 4 Perspectivas en el sepelio5 Capítulo 5 Conociendo a mis hermanos6 Capítulo 6 Charlotte la rebelde7 Capítulo 7 El mentado Alexis8 Capítulo 8 Perspectiva de Alexis9 Capítulo 9 Perspectiva de Frank Diamond10 Capítulo 10 Rumbo al laboratorio11 Capítulo 11 En medio de una persecución12 Capítulo 12 Conociendo al detective13 Capítulo 13 Perspectiva de Ermac Hikari14 Capítulo 14 Vamos a encontrarlo15 Capítulo 15 No quería encontrarte, Dimitri16 Capítulo 16 De regreso a Kingstone17 Capítulo 17 Interrogatorio en el restaurante18 Capítulo 18 El lado amable de Lottie19 Capítulo 19 La famosa chica pimienta20 Capítulo 20 El desayuno familiar21 Capítulo 21 Perspectiva de Marisol Diamond22 Capítulo 22 De camino a Bentall Center23 Capítulo 23 Un centro comercial hasta el tope24 Capítulo 24 Jodidamente obsesionado25 Capítulo 25 Yo cuidaré de ti26 Capítulo 26 Abrázame solo un poco más27 Capítulo 27 Perspectiva de Delancis Hikari28 Capítulo 28 Entre el caos y la felicidad29 Capítulo 29 La carta30 Capítulo 30 De monja a borracha31 Capítulo 31 La verdad sobre chica pimienta32 Capítulo 32 Amigo guardián33 Capítulo 33 Perspectiva de Mya Diamond34 Capítulo 34 No se confundan con Dimitri35 Capítulo 35 Noche buena en familia36 Capítulo 36 El plan de noche buena de Dimitri37 Capítulo 37 Debería odiarte38 Capítulo 38 Manzanas y frutos secos39 Capítulo 39 San Nicolás de Bari40 Capítulo 40 La llegada de Henry41 Capítulo 41 Rumbo a la casa hogar42 Capítulo 42 Los niños de la casa hogar43 Capítulo 43 Horneando un brazo gitano44 Capítulo 44 Perspectiva de doña Murgos45 Capítulo 45 La oscuridad46 Capítulo 46 La cascada del diablo47 Capítulo 47 Interrogatorio48 Capítulo 48 La oscuridad familiar49 Capítulo 49 La mujer que superó su oscuridad50 Capítulo 50 Charla de mafiosos51 Capítulo 51 La primera cita52 Capítulo 52 Mujer de armas tomar53 Capítulo 53 Menuda suerte54 Capítulo 54 Perspectiva de Yonel Hikari55 Capítulo 55 Un hogar solitario56 Capítulo 56 No debería estar pensando en él57 Capítulo 57 La empresa familiar58 Capítulo 58 La próxima vocación59 Capítulo 59 Rumbo a clases60 Capítulo 60 La próxima cita61 Capítulo 61 El rubio de ojos azules62 Capítulo 62 De vuelta a la cabaña63 Capítulo 63 Flor de jazmín64 Capítulo 64 Me has vuelto adicto a ti65 Capítulo 65 Manzana del Edén66 Capítulo 66 Aquel desgraciado67 Capítulo 67 Perspectiva de Richard Kross68 Capítulo 68 La que destruye y huye69 Capítulo 69 Conociendo la mansión Diamond70 Capítulo 70 Fumata71 Capítulo 71 De visita en el St. Dunstan72 Capítulo 72 Un año nuevo juntos73 Capítulo 73 En la suite74 Capítulo 74 En el restaurante con Alexis75 Capítulo 75 Dando la cara76 Capítulo 76 No estaré sola77 Capítulo 77 En el apartamento de Alexis78 Capítulo 78 Tenemos que pensar en un plan79 Capítulo 79 Libres80 Capítulo 80 Perspectiva de Dimitri Paussini 181 Capítulo 81 Perspectiva de Dimitri Paussini 282 Capítulo 82 Encuentro83 Capítulo 83 El final donde inicia todo84 Capítulo 84 Epílogo