De Monja A Mafiosa
una racha de mala suerte. Ya van como cinco taxistas que
alo sobre mis manos y, no, tampoco tengo aliento de dragón. Bueno
Ta
o? -el taxista pregunta, m
muestro el papel, que
pero le va a salir algo caro -dice mientras se
onde con un precio elevado. No te
d. A medida que avanzamos, pasamos por varios campos con enormes cultivos y ganado, que se extienden hasta donde alcanza la vista
estado observando muy seguido a través del retrovisor central del auto. Lo veo muy n
vez más, tratando de encontrar alguna pista que me tranquilice y me diga que estamos llegando. Pero las palabras
kari? -me pregunta el taxista, v
tenemos? -le pre
esta es la mansi
l hermoso y enorme jardín que conduce a u
es, diría que es la primera vez que vienes aquí -dice el ta
el Hikari -agrego, también
con sorpresa evidente, sus ojos r
u asombro deja claro que los Hi
el viaje significativamente. Acordamos un precio mucho más bajo de lo inicialmente pactado. Después de todo, resulta ser un buen hom
go frente a mí. Qué barbaridad...Pareciera que las tentacione
que es un pecado estar rodeado de tanta riqueza, pero la verdad es que no me i
, y el agente de seguridad me observa detenidamente,
ver a Gabriel Hikari -di
a eso. Deme su identifica
asar. Ahora, me pregunto, ¿a qué se referirá con
s, cubiertos de una delicada capa de nieve, y un par de grandes fuentes que están completamente congeladas. Al seguir el camino, empiezo a ver una gran cantidad de autos
tales, noto algo peculiar: todos están vestidos de negro y parecen convivir en un ambiente incómodo. Algunos muestr
personas. No creo que todos sean de la familia H
o ver un ataúd rodeado por enormes arreglos florales; ocho largos candelabros están parados a los lados y, detrás de
ean. Otros solo miran desde la distancia, permaneciendo en silencio con sus celulares en la mano. Lo que me result
te incómodo, como si estuviera en medio de una guerra de miradas... No
hica rubia y de cuerpo bien proporcionado; su
tá bien,
-me dice con un
el difunto? -le susurr
ta. Se trata del líder de la fa
¿Q
lve superficial y mis pensamientos se nublan. Es extraño sentir tanto por alguien que apenas era una sombra en mi vida, pero saber que la persona a la que vine a buscar
madre y tenía la esperanza de al menos poder conocer a mi padre. Habría sido perfec
erriblemente mal... Desde aquí puedo ver su retrato, un hombre de cabello canoso, ojos oscuros y una barba estilo can
, llegué t
el servicio doméstico mientras me entrega una
lengua! Un ardor repentino me invade y me contengo para no escupirlo todo. Lo trago rápidamente, sintiendo cómo el
. Unos hombres levantan el ataúd sobre sus hombros y todos comen
al derecho de la mansión, en dirección hacia la parte trasera, y ya puedo divisar el cementerio... Es impresionante, esta gente tiene incluso su propio cementerio privado. ¡Q
a la fosa común. Es un sepelio de gran solemnidad y perfectamente coordinado; al fondo, una guita
una mujer impresionante: su cabellera roja y sus labios rojos destacan contra el paisaje nevado, capturando por completo la atención de todos. Es como la llegada de una diva de Br
preguntas y presionándola tanto que
ista a la pelirroja, y la pregunta resuena en mi cabeza con in
es de responder, sus labios se entreabren como s
os por esta pérdida. Solo espero que la justicia llegue pronto y que se haga justicia para ambos. Los culpables,
palabra, destacando su profundo pesar y compro
a fúnebre prosigue, aunque no con la normalidad habi
él. En medio de ellos, un hombre canoso se detiene frente a todos, apoyándose pesadamente en su bastón. Le
a su familia y era capaz de cualquier cosa por ellos. Gabriel era el pilar que sostenía a esta familia; si había
el vapor que producía nuestro aliento, simulábamos fumar, pretendiendo ser may
r que lo vamos a extrañar y lo recordaremos como el hombre amigable de gran sonrisa... En nombre de la familia Hikari, agradecemos a c
Yonel -le respo
unas palabras tan conmovedoras; guardaré en mi
uí porque necesito hablar con alguien. Justo ahora me dirijo hacia donde está aquella alta y elegante rubia que s
o mucho lo de
erfectamente tratada, le roza los hombros, y sus ojos avellanos transmiten una mirada sensual y serena que parece esconder m
que nunca te había visto -dice, bajando
i hermana! La observo y me parece increíble; realmen