De Monja A Mafiosa
ganizábamos fiestas de cumpleaños, especialmente para aquellos que no conocían su fecha de nacimiento; les dábamos un día especial para celebrar cada año. Ver la felicidad en sus rost
ados? Era una incertidumbre que
ento, porque estoy frente a mi hermana de sangre. Ella no tiene ni idea de quién soy, y yo tampoco s
Gabriel Hikari..., y me encuentro con
rada recorre esta humilde y puritana
no eres una de esas mujeres de vida alegre que ap
entes del sepelio había amigas de mi padre que eran c
ar el ambiente. Aunque ella mantiene su seriedad, levanta una ceja como si intentara entenderme-. Pri
impresionada e interesada
erviosa, siento que empiezo a tensarme-. Este do-d
entrego el documento y
nciendo el ceño mientras sac
... Aquí dice que Gabriel Hikari es...
u mirada me tiene al bord
que se pierde entre el vapor y la consternación. Observo
.. dices s
h,
en un lugar más cá
¡
acercamos a la majestuosa entrada de la mansión. La fría brisa invernal nos envuelve mient
as que se alzan junto al altar que sostiene el retrato de mi padre. En la fotografía, se ve extraordinariamente feliz, con una sonrisa
suavidad. Al entrar, me encuentro en una amplia y luminosa sala de estar. Los tonos predominantes son claros, con paredes pintadas de blanco que contrastan c
eza a la habitación. El mobiliario es moderno y sofisticado: hay varios sofás de diseño contemporáneo dispuestos alrededor de una mesa de centro de
maravillada por lo cómodo que es... ¡Jesucristo! Un solo cojín de est
es, digo..., eres m
n beber licor, pe
licor, que vierte en un vaso de vidrio. Tras darle un trago al licor, se sienta en el sofá fr
a de Gabriel Hikari justo el día de su sepelio. Tienes
conocer a mi familia, no para reclama
o de millones de dólares -me pr
e que todos esos millones. He aprendido a vivir con mis
taré esa
na pequeña nevera ubicada en una esquina de la habitaci
o de pera? -su voz es suave pero firme
-respondo con una sonrisa algo nervios
evera un pequeño jugo con una pajilla,
equeña Marisol -me dice mientr
. Seguro que mis ojos brillan de emoción.
años -responde mientras se a
una ternur
n el peor de los huracanes -dice con una
e dar otro sorbo al jugo, le hago una p
ari. Por ahora, soy la hija mayor de Gabriel -me dice mientra
Sí
a, te haré firmar un documento donde declare
arece
ociedad. Parece mucho más joven que nosotras dos: de estatura promedio, delgado, con una barba apenas pronunciada, ojos
estabas ocupada -dice él, mirá
-lo llama Delancis golp
Ermac mientras me ob
ce ser nuestra herma
ante la revelación. ¡Otr
ndonó? -exclama Ermac con una
ija de la vieja. Dice ser hija del
no? -dice Ermac, mi
ome sentir como una intrusa en la conversación-. Pero ella dice que no le
garé de los exámenes de ADN -dic
s, ambos mirándome con determinación, log
tir tensa. Se coloca frente a mí, observándome mientras doy el
morar unos cuatro días, pero, como somos Hikari, podrían estar listos en solo do
ar sentir cierta incomodidad al notar lo deterioradas que están. Seguramente ella no utiliza maletas en sus viajes; probablemente tiene
de ir -me dice con una mezcl
que no. -Yo aquí, sintié
elo después. Por ahora, puedes quedarte a
isimular mi nerviosismo. Ella me devuelve la sonrisa con la misma ama
que le prepare una h
s no está. De rep
de enterrar el sable... Ese sátiro de
bra antes; debe ser algún término relacio
n es Alexis? -les pr
os todo a él. Aunque no es un Hikari de sangre, lo consideramos como un hermano por
los sirvientes que suba las c
even a la habitación y me encargaré de a
r a buscar unas cosas al despacho de papá. Ermac,
Ermac con una s
varlos me hace anhelar ser parte de algo así: una relac
riatura celestial: la señora está acompañada por una hermosa niña. Su cabellera rubia y rizada cae con gracia sobre sus orejas, como el de un querubín;
vida alegre»! -la anciana regaña a Ermac, y me desconcier
de la iglesia -interviene Ermac
o se preocupe, soy bastante seria -respondo con ser
-se pregunta Delancis, aún riendo
chiste, pero no me molesta reír
queñita le gri
mamá!... ¿Cómo t
Está claramente molesta, con los ojos fij
SE HA TOMADO
palabras que salen de
ro eso no impide que la niña salte
ar. Esta niña tiene una fuerza impresio
s intenta liberar mi cabello de
s carcajadas mientras tr
era una experta en ahuyent
iene no es el tuyo, este es el tuyo -Ermac, en algún momento de
y pone toda su atención en el jugo d
cias,
rece Ermac y se va corriendo por el largo pasillo, con sus rizos rubios rebot
Lamento lo que te hizo mi hi
imo Satanás?... ¡Dios santo! -la cuestiono, molesta, mientras me levant
eder. Lo siento mucho -dice Delancis
está meticulosamente maquillado, intentando en vano ocultar las líneas del tiempo que surcan su piel pálida. Su cabello es perfectamente canoso, peinado hacia atrás c
drama -Delancis responde con u