GIL Y EL ALFA MALDITO.
s. No es la primera vez que los rechazan
estra pequ
des, es m
iran aliviados al ver como ella en verdad
, que también se apresta para ayudar a la amable
-ofrece enseguida trabajo. -Estoy en busca de nuevos trabajadores, podría incluso alquilarles un pequeño
linándose delante de ella sin poder creer que hayan tenido tanta suerte. -No
eñora que ha comenzado a caminar mientras habla sin parar,
ura a aclarar-, pero no les cobraré renta. Tampoco podré pagar por los arre
racias, muchas gracias, nos íba
ombre
sposa Nara y nuestra hija Gil -
ge tú las cajas que son más pesadas, tú Nara toma los ramos de flores y síganme, está al fina
ias s
ara esperarla, porque ella está hablando con alguien haciendo entrega de la mercancía que llevaron. Se abrazan felices sintiendo que todo puede irles bien en
iente que alguien la observa, pero no ve a nadie. La señora R
allá una, ahora me decidí por hacer otra acá. No quiero que sea muy grande, y con ustedes me
rás que colinda con el bosque más allá. Serafín enseguida se pone a recoger todo lo que hay tirado, mientras Nara se enfrasca en arr
los llama Rita, sa
señor
del frente. Quiero darles unas c
, los ayuda como si fueran familia. Por algún motivo no sienten recelo de ella, se nota que es s
. Somos gentes humildes, y le agradecemos esto que hace
a, mi esposo murió hace unos años. Mi hija no regresó del extranjero, se casó por allá-sigue contando la señora Rita, mientras se adentra en su enorme casa- como ve
randes cantidades agradeciendo el gesto. Ella ríe feliz con las cosas que le pregunta Gil que revolo
sta habitación tengo mucha ropa de cuando mi hija era niña, mira ver
os eternamente agradecida, y no tiene que pagarnos. Trabajaremos todas las hora
carro justo frente a ustedes. Mi hija quiere que me vaya con ella, pero fui una vez y no me gustó y regr
ora, no la aban
ueva vida. Gil usa ahora lentes azules que la hacen ver diferente, pero le gusta, ya que las personas no la miran extrañados. La señora Ri
cosas, la dirige y orienta en todo. Ella es realmente feliz, hasta les ha pedido que se muden para la gran casa,
an unas grandes ansias de salir, acostarse en la yerba y observarla, le parece radiante y bella. No solo eso, hay una voz en su cabeza qu
n. Tiene gran curiosidad por saber a quién pertenecen, no le resultan amenazantes, tiene la impresión que la miran con amor. Camina despacio hasta el borde del bosque, sabe que está allí, lo pued
starla, hasta que se detienen a cierta distancia. Escucha un resoplido, se gira despacio todavía con los ojos cerrados temiendo con lo que se va a encontrar y extiende su mano.
yera lo que tiene delante justo ahí en su mano. Salta asustada hacia atrás cayendo sentada en el p
rande que ha vist
do, pero su cuerpo no responde, ¡está a expensa de este depredador que de seguro se dará un gran banquete con ella, piensa. La ha estado cazando todo este tiempo, de seguro al ver como ella se sentaba en la ventana, él estaba esperando